‘Paraíso perdido’ repasa la trayectoria artística de Jonathan Notario

El Centro Leonés de Arte reúne parte de la producción del imaginativo artista leonés realizada en los diez últimos años y merecedora de varios reconocimientos

Vicente García
11/09/2020
 Actualizado a 11/09/2020
Jonathan Notario posa junto a la instalación ‘Vomi art’, un toy que vomita confetti. | MAURICIO PEÑA
Jonathan Notario posa junto a la instalación ‘Vomi art’, un toy que vomita confetti. | MAURICIO PEÑA
Sus piezas representan en primer lugar una serie de juguetes de realidad que se inician en el año 2009 en el que dibujando historias de comic se le ocurre elaborar la historia de un muñeco ‘Worker man’ que se dedica a hacer tu trabajo para que te puedas dedicar al arte. Se lo seleccionaron en una revista de artistas emergentes y a partir de ahí, como le daban libertad para presentarlo como quisiera se le ocurrió no exponer exclusivamente el cómic, sino crear un juguete a escala natural, imitando a los grandes artistas del marketing de la industria juguetera, con un muñeco a escala natural y todas las instrucciones del mismo. Como él mismo dice: «Es la creación de muñecos que solucionan los problemas de las personas, pero construído todo a mano, solo hay uno, es la caja de muñeco, reivindicando el arte de las cajas de los juguetes, que me pareció que en este trabajo había artistas de alto nivel que hacían los dibujos de esas cajas. Me parecía que en ese merchandaising había arte, y entonces yo quise hacer mi propia versión de ese arte». Lo siguiente fue el tapahuecos, para llenar los vacíos de tu vida, como si alguien que tuviera fobia a los espacios vacíos y necesitara llenarlos de algún modo y de los huecos tapados salen como flores. Gafas bipolares que tienen momentos de bajón o de alegría. A continuación ‘Armas para defenderte en inglés’, que son pistolas que disparan frases que se pueden utilizar para el aprendizaje del idioma. Hay varias versiones, la del oeste, el peluche…

Continúa Jonathan explicando: «‘Los visitantes’ es una especie de versión del ‘worker man’, allí el muñeco es la persona que suplanta al ser real, aquí el muñeco eres tu y está planteado como una sesión fotográfica donde el espectador se fotografía con el ojo en su cara. La gente se hacía la foto y esa foto se colgaba en la pared, parecían las cajas de muñeco, jugando con las escalas, que es lo que hago yo mucho, algo que normalmente ves en pequeño se hace en grande y puede presentarse como una caja de juguete. Ahora con las restricciones del coronavirus eso no va a poder hacerse, por lo que hay un personaje ocupando el espacio y dando la idea de lo que era».

La máquina artista o «esta máquina es un artista» es una máquina que hace lo que tu desees por encargo, pero siempre ha de tener su sello. En esta ocasión las piezas no van en la caja, sino que se han montado para ver la máquina tal como es.

Son piezas irónicas, imaginativas y cargadas de color, de esos colores tan vivos que muestran las cajas de juguetes para llamar la atención de niños y mayores. Todo ello pintado a mano por el autor aunque recreando una pintura industrial.

Parque de atracciones lunar

Siguiendo la ruta de la exposición se pasa a otra sala en la que existe en primer lugar un panel todavía colorista en el que se muestra un análisis visionario de la ciudad del futuro, mostrando un especial interés por los edificios religiosos que en un momento pueden convertirse en naves espaciales, a partir de visiones e imágenes de las iglesias de Madrid.

Por otro lado presenta una película sobre el parque lunar, cómo se creó con su visión especial del universo en el futuro, así como un videoclip del grupo ‘Viaje a Sidney’. El centro de la sala lo ocupa el parque de atracciones lunar  con diferentes edificios en los que se ven sus formas exteriores y su interior se recoge en las láminas en blanco y negro en las que se muestran una serie de diálogos con bocadillos en los que reflejan algo de lo que ocurre en ese parque de atracciones. Todo ello aderezado con la escritura de compra de una parcela en la luna, que vende la empresa americana Embassy, el mapa lunar en el que un punto rojo muestra la situación de la parcela y las normas y leyes que rigen en la luna. Todo ello en blanco y negro como dice su autor: «pienso en este parque de atracciones como una peli antigua de serie B, entonces se utilizaba el blanco y negro, y la maqueta cumple la función de ser el decorado de la película, y aunque sea rudimantaria, lo que me importa es la apariencia en la peli, y el color tampoco importa».

Por último en esta sala se ven una serie de latas de película en la que se van desplazando algunas fotonovelas con títulos sugestivos, que giran sobre esas latas.

En la tercera sala se pueden contemplar varios cuadros en los que la imaginación del autor plantea imágenes futuristas o simplemente sacadas de juegos de ordenador, de películas antiguas, donde el color vuelve a sus cuadros. Jonathan dice: «Quería dedicarme más a pintar y en lugar de hacer esos formatos tan aparatosos como los de las cajas de juguetes me dediqué a trabajar con el formato siguiente, es decir la pantalla plana, aquí la pintura se asemeja a las pantallas de los televisores, son videojuegos inventados».

Presenta también una serie de piezas de 2016  en los que quiso relacionarse con la ilustración y con el dibujo, con una libertad y variedad que le hacen tocar muchos y muy diferentes temas siempre con ese estilo tan propio y singular que le caracteriza, aunque sin seguir las normas que se autoimpone a la hora de hacer sus obras, por lo que resultan más frescas y abiertas.

En la misma sala aparece un último toy, el ‘vomit-art’, que vomita confetti como muestra artística, y con unas singulares láminas de instrucciones para el montaje y trabajo con la máquina, que es una caja de kit desmontable, para descomponer obras de arte.

Los límites de la realidad

En su exposición en la sala Ármaga en el otoño de  2019 ‘En los límites de la realidad’ Jonathan presentó una serie de cuadros más elaborados, después de los Arcade, cuando deja de pintar en acrílico y pasa a hacerlo en óleo. Presenta obras de la exposición de Ármaga y otras realizadas posteriormente. Él mismo nos dice: «Con el trabajo en óleo me cambia la forma de ver la realidad, quería investigar el retrato, con figuras sacadas de diferentes películas, aunque descontestualizadas, convirtiendo la idea original en otra totalmente diferente, y no solamente de películas, sino de videoclips o de internet, aunque modificandolas. Anteriormente trabajaba sobre un concepto, ahora prefiero que el concepto lo ponga el espectador a partir de lo que imagina a través de su propia visión del cuadro, y tal vez considero que eso sea mi madurez y que a partir de ahora no tengo que explicar tanto».

Finalmente sus dos últimas obras son imágenes donde une la realidad con la imaginación creando mundos paralelos que en una visión colorista con una total libertad en la que la torre de un edificio puede salir disparada sin que nadie que lo vea se asombre o la última de todas, que a la vez es la presentación de su paraíso perdido, donde en un lago entre montañas hay una edificación singular de madera y un embarcadero donde varios boy scouts quieren acceder a su campamento, al Notario Camp, un guiño personal e irónico que es lo que ha hecho durante todo el recorrido de esta exposición.

Jonathan Notario sigue siendo un artista leonés que tiene una visión muy especial de la realidad, imaginando un futuro que tal vez nunca llegue, pero que sirve para que disfrutemos de unas obras llenas de frescura, gracia, ironía y sensibilidad. Esperamos que siga su camino y nos ofrezca nuevos proyectos de futuro en el futuro.
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