Paradilla, hasta el tele club se atiende de hacendera

Paradilla de la Sobarriba es el paradigma de esos lugares en los que la tradición es santo y seña, y más en Navidad. También la rica vida comunal, todo se hace "entre todos"

Fulgencio Fernández
06/01/2022
 Actualizado a 06/01/2022
Muchos de los vecinos que esta víspera de Reyes estaban en Paradilla. | F.F.
Muchos de los vecinos que esta víspera de Reyes estaban en Paradilla. | F.F.
Cuando llegas al tele club de Paradilla de la Sobarriba te puede sorprender la ‘lista de precios’ que en su primera línea dice: "Botella de vino: 4 euros".

- ¿Y el vaso?
- Aquí no se venden vasos de vino, se venden botellas.

Puedes pensar que les gusta mucho el vino pero te equivocas. La anécdota nada tiene que ver con eso y sí con algo muy significativo: "Aquí nadie bebe solo, se bebe una botella, en grupo, charlando o jugando la partida, que a eso se viene al tele club".

Después te cuenta Tere que el camarero que atendía en esta tarde de la víspera de Reyes, Gabi (que también es el presidente del pueblo) no tiene la concesión del tele club, ni lo tiene alquilado, ni lo que suele ser habitual: "Los vecinos que queramos atenderlo nos apuntamos y lo atiendes un mes; pero no te toca más que cada año y pico pues es mucha la gente qu" colabora. Y lo que se saca no es para el que lo atiende, se destina a pagar la calefacción,otras necesidades y la fiesta del bar".

Las hacenderas se rematan con una comida; y tenemos más de una celebración al mes: la fiesta del bar, Santa Eugenia, Domingo Gordo, Carnaval, los Dolores, la diana...Así son las cosas en Paradilla de la Sobarriba, un lugar donde lo comunal siempre prima. No en vano el presidente, Gabi, uno de los pocos que no es nacido allí, dice convencido: "No hay mejor pueblo para ser presidente, más colaborador". Y nos recuerda cómo los vecinos acuden a las hacenderas, "incluso gente de más de ochenta años. Se lo dije y aunque me comentaron que ellos ya no están para mucho trabajar, que ya llevan lo suyo encima, les sugerí que aportaran lo que pudieran en el trabajo pero es importante contar con su experiencia, escuchar sus opiniones y van encantados".

Y otro vecino le matiza: "Y comen el escabeche"; porque, como todo pueblo que se precie de celebrar hacenderas, es costumbre obligadacerrarlas con el menú tradicional de esta vieja costumbre: "Escabeche, cebolla, queso... y vino que no falte".

En Paradilla se celebran, por tradición, dos hacenderas al año ya establecidas, la de carnaval (que se divide en dos partes, mañana y tarde) y la de San Benito (11 de julio), pero "al margen de ellas se convocan otra muchas, cuando se ve la necesidad, para lo que sea", explican los vecinos reunidos en su tele club, que se ha convertido en el centro de la vida social.

- ¿Qué era este lugar, las viejas escuelas?
- No, no. Esto siempre fue el tele club. Bueno y ‘el corral de comedias’; explica Félix, quien recuerda que "aquí siempre se hicieron muchas obras de teatro, las comedias que se llamaba. Ahí al fondo estaba el escenario, se llenaba esto hasta los topes". Y recuerdan otras historias, como la de La Pajarona, que llevaba 50 años sin celebrarse pero se recuperó gracias a la excelente memoria de Gaudencio, un vecino que falleció con 103 años y la recordaba. También el investigador José Luis Puerto la dejó documentada en uno de los libros de la colección Biblioteca Leonesa de Tradiciones, que hace unos años editó el Diario de León.

Que Paradilla es un lugar especial es algo que se hace evidente en cuanto charlas un buen rato con sus vecinos. Tanto que sus peculiaridades abarcan historias singulares, como cuenta José Antonio, buen conocedor de las historias y tradiciones del pueblo. "Paradilla será de los pocos sitios que pueden presumir de que además de pueblo tiene lugar, el lugar de la Venta de los Ajos, donde se cuenta que hubo una ermita". En esta circunstancia del ‘lugar’ parece que radica la explicación de que otro de sus famosos luchadores —el ‘primero’ es, sin duda, Tino El Cojo— apareciera muchas veces en las viejas reseñas de prensa con el pueblo equivocado cuando escribían: Julio López, El Cristo de Villacete. "Era de aquí, de Paradilla", reivindican.



La vida comunal, tan rica en este pueblo, tiene algunas ventajas impagables, como es "la numerosa cantidad de fiestas que celebramos, todos los meses hay alguna y muchos meses más de una; siempre con comida, claro, muchas veces específica de cada celebración"; explican. Y Tere comienza a repasarlas: "Si vamos con el año, a mediados de enero está la del bar, que es lo que sacamos por atender el tele club; después el último día del mes Santa Eugenia, que por eso existe el dicho de que ‘El que a Santa Eugenia va y allá duerme / en un mes va y en otro vuelve'. Ya van dos en enero, "la siguiente sería la comida del domingo gordo, el anterior a carnaval, en el que además del chocolate son típicas las flores que hace una gran repostera, Petra, con la ayuda de Leni". Seguiría carnaval, con su hacendera y sus disfraces, el pregón de Semana Santa, la presencia en la procesión del Dainos con la cofradía de las Capas Pardas... en fin, llenaría la página solo de fiestas pero no quieren pasar por alto la fiesta de la Virgen de los Dolores, el tercer domingo de septiembre, con su doble vertiente religiosa —la fiesta y su famosa novena— y profana, conuna diana al día siguiente famosa en toda la comarca y para la que muchos vecinos que viven fuera piden su día de fiesta.

Es Paradilla, como la Sobarriba en general, una comarca bastante religiosa, con muchas tradiciones vinculadas a la iglesia, de ahí que sea un personaje en el pueblo su párroco Don Fermín, que lleva 55 años en la comarca y con más de 80 años atiende a doce parroquias y en todas muestra su presencia. "Hay que ir combinando para que todos tengan su celebración, en las fiestas, en Navidad, siempre", explica este cura a quien llaman "el último arcipreste de la Sobarriba", porque así lo quiso reivindicar ante "el obispo Julián" cuando lo puso en peligro.

Se podrían extender en el tiempo las historias de este lugar hasta el infinito. Se está muy a gusto en su tele club y en su conversación. No apetece irse, pero todo tiene una medida, nieva en el exterior, pero como decía el histórico cantinero cuando quería cerrar: "Esta gente tendrá una casa para la que marchar".

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