Para qué sirve una bandera

26/12/2017
 Actualizado a 15/09/2019
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Un poeta, Tomás Sánchez Santiago, dedicó un tratado a explicar para qué sirven los charcos y pareció abrir una colección pensada para explicar para qué sirven tantas cosas a las que nunca habíamos visto alguna de las utilidades que ahora se le dan.

La vida, la gente, el telediario, Mariano, Soraya, ‘pui’, Junqueras y demás habitantes de un planeta del que sabemos menos que de los anillos de Saturno se han empeñado en matricularnos en un máster –muy caro, es cierto, como todos los máster– acelerado de para qué sirven las banderas.

Lo que cada día tenemos menos claro es si merece la pena haberse apuntado a él. Pasan los días y no amanece, que decía otro poeta, Toño Llamas, en otras circunstancias, pero empezamos a dudar que fueran otras. Fuimos a Oviedo para ver qué pasaba con la nuestra Cultural y encontramos en sus periódicos a un paisano, a un hostelero, que mostraba los destrozos en su comedor no porque allí se hubieran encontrado radicales culturalistas y azules, a los que se les supone poca cabeza, no, los que se habían encontrado eran gentes teóricamente muy sensatos, que comen de carta en restaurantes, y se pusieron a hablar, de mesa a mesa, de Cataluña, de las banderas, de las cosas del Parte... y acabaron enzarzados como los peores ultras...

Menos mal que donde sí tenía miedo la Policía, en el fútbol, no ocurrió nada, todo lo contrario, la gente escribió un nuevo capítulo de ‘para qué sirven las banderas’ ajenos a todo drama ¿Qué hace sol? Pues me hago un sombrero, ¿que cambia a lluvia?, pues sigo con el sombrero.

¿Qué más se le puede pedir a una bandera?
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