Para que Nogales salga de su ruina

El Monasterio de Santa María de Nogales se ha convertido en objetivo prioritario para Promonumenta, que se ha propuesto salvarlo del abandono y darle la proyección que su extraordinario valor artístico merece

David Gustavo López
29/10/2018
 Actualizado a 17/09/2019
Asistentes a la hacendera de Pro Monumenta desbrozando en el interior de la iglesia. .
Asistentes a la hacendera de Pro Monumenta desbrozando en el interior de la iglesia. .
En esta línea de poner en valor al monasterio de Nogales el sábadoPromonumenta ha celebrado una nueva hacendera en este lugar, continuando con ella los trabajos realizados en la anterior del 14 de julio cuando se eliminó la maleza del frente del monasterio y se puso al descubierto toda la fastuosa fachada del edificio y de su iglesia, que fue fundado en 1150 por el matrimonio Vela Gutiérrez y Sancha Ponce para monjas cistercienses, pero que, a los pocos años, en 1164, ante la renuncia de éstas, hubo de ser entregado a los monjes cistercienses del monasterio de Moreruela, que lo habitaron y engrandecieron paulatinamente hasta la llegada de la forzosa exclaustración de 1836.

En esta ocasión, Promonumenta ha contado con el apoyo de la Asociación Cultural San Jorge, de la localidad de San Esteban de Nogales, en cuyo término se halla el monasterio, pudiendo sumar, a partir de ahora, con una inestimable ayuda local. Y es también noticia notable que el Ayuntamiento, encabezado por su alcaldesa Consuelo Prieto, se ha sumado a esta ilusión y ha procedido a adecuar los caminos de acceso y perimetrales al monasterio.

Los veinte voluntarios de Promonumenta que acudieron a esta hacendera tenían como objetivo desbrozar y limpiar la maleza del interior de la iglesia del monasterio (con portada del siglo XIII y distintas ampliaciones hasta el XVII) y de todo su perímetro, lo cual podría permitir la contemplación, aunque fuese ruinosa, del templo que Manuel Gómez Moreno, en su Catálogo Monumental de la Provincia de León, calificó con las siguientes palabras: «Morisca, la más pujante acaso y atrevida que se construyera». Constaba, según puede apreciarse todavía entre las ruinas, de tres naves, un crucero y cinco capillas en la cabecera. Sin embargo, el desolador estado en que se encontraba hizo imposible completar el objetivo, habiéndose efectuado, aproximadamente la mitad de la superficie de la iglesia, cuyas medidas totales alcanzan los 70 metros de largo por 25 de ancho, más los brazos del crucero. En total, una superficie superior a los 2.000 metros cuadrados.
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