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¿Para cuándo el secretario?

01/03/2020
 Actualizado a 01/03/2020
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Que nada, oiga, que no hay tu tía. Que todo sigue igual. Menuda verbena. Ya hizo más de un mes que Génova –léase el PP de los ‘casados’ y de los ‘egeas’– conminó de manera imperativa –¿‘riña incluida’?– al embajador de la Junta en León y presidente del partido en la provincia, el sonriente don Juan (Martínez Majo), para que convocara un comité ejecutivo y ordenara el sustituto de José Miguel González al frente de la secretaría general de la organización leonesa. Siguen sin secretario. Por cierto, que de González cuentan y no acaban los más conspicuos, que aún manda un huevo y la yema del otro en la sede del charrán, en el Paseo de Salamanca. Eso se escucha en tascas y bares fifíes de la capital leonesa. ¡Ay, señor!

Dicho de otra manera y con el fin de no perder el hilo, que don Juan, el ‘nuncio’ del ‘amo’ Mañueco, debía nombrar sí o sí para tan ‘pesada’ carga a David Fernández, hombre de la máxima confianza de Antonio Silván, quien, por cierto, hasta ayer –es una manera de decirlo- era íntimo (político) de don Juan, y hoy, sin embargo, se parapeta en la retaguardia de los parabienes ineludibles. Plácemes con la presidencia, los justos. O, incluso, menos. Se impone la ley de la oferta y de la demanda. La macro manifestación de hace quince días fue el ejemplo. Caminaron juntos pero no revueltos. Serísimos. Cual novios enfadados. Cosas del politiqueo, que dicen los que dan tabaco y miran la partida.

Ahora mismo no se sabe quién coños manda en los ‘populares’ de León. Majo, con su carácter (?) y su madera de líder (venido a menos) se pasa el día saltando a la comba para que no le pisen el callo. Madrid le asusta. Y da un brinco. Igual que un corzo. Valladolid, le acojona. Y da dos más. Y Silván, con su permanente cercanía a la dirección nacional del partido –qué buen trabajo el de Herrera la noche del 20 de julio de 2018, cuando el congreso nacional para nombrar al recambio de Rajoy-, anda con la escopeta cargada por si saltara la liebre. De momento continúa la veda –no hay forma de cazarla– a pesar de las ayudas del ‘exterior’ envueltas en papel de periódico.

Sea como sea, Fernández Mañueco –que sabe cómo se las gastan algunos de por aquí- tampoco se deja ganar la partida. Está firme, muy templado, para que no le hagan un butrón en una de las paredes maestras del partido. Y, de paso, ha puesto firmes a otros. Al de los brincos de manera especial. Al risueño de don Juan ‘el embajador’. ¿Para cuándo, entonces, el nuevo secretario? ¿O es que la cosa se toma a chufla como al Piyayo? Todo es posible. La verdad es que el sector crítico está muchísimo más relajado que el oficial en esta cuestión del nombramiento. ¿Por qué será? En Mañueco está la clave.
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