Papones con mono y casco para "el Cristo de los Mineros"

Toño, el Cristo de Caboalles

Fulgencio Fernández
17/04/2022
 Actualizado a 17/04/2022
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En el Valle de Laciana durante bastantes años prácticamente solo hubo una forma de vida: la mina. En el Valle de Laciana en los últimos casi 50 años sólo hubo una Cofradía de la Semana Santa: La del Cristo de los Mineros de Caboalles.

La mina ya no existe. La Cofradía sí y en la tarde noche del Viernes Santo —«hacia el oscurecer, para que luzca más espectacular»— volvió a tomar las calles de Caboalles, repletas de lacianiegos, en su recorrido de dos horas, «que lo hemos acortado pues nos vamos metiendo en edad y no hay que cansar a la gente». Quien lo explica es nuestro ‘Cristo minero’, Toño, el cofrade más veterano, aunque «el de más edad es el abad, Rochina, Ángel González Rabanal, un hombre con mucha historia y muchas historias, con el que habrá que hablar pronto.

- Con la mina muerta cuesta creer que se mantenga tan viva la cofradía del Cristo de los Mineros...
- No te voy a decir palabras, te doy el número de socios y tú mismo lo valoras: a día de hoy somos 674 y en los últimos días se han dado de alta otros ocho.

Nada que añadir. Ya quisiera la MSP tener ese número de mineros.

Porque Toño —Antonio Cepeda para los libramientos— es minero de largo recorrido, tanto que «con 14 años ya fui a trabajar a la mina, empecé en el Grupo Orallo y con el tiempo de mina fui pasando por todos los grupos de la MSP hasta que me llegó la época de la prejubilación, aunque jamás dejé de participar en las cosas de la mina.

- Con 14 años entraste en la mina, ¿y en la Cofradía?
- Pues con 22, hace unos cuarenta años, que la cofradía ya había comenzado a funcionar pues la fundaron en 1975, según dice el Banderín, que este año lo llevé yo, tuve ese privilegio.

Tiene claro Toño que además de un componente religioso la Cofradía de los Mineros y su procesión tienen éxito en el Valle porque «forman parte de nuestra cultura minera, es un orgullo pertenecer a ella y además no está contaminada, por así decirlo, por nada, somos simplemente compañeros de pasado minero, no hay ningún componente político ni ánimo de lucro. Te diré la cuota que pagamos y lo entenderá mejor: 3 euros.

- ¿A la semana, al mes?
- Al año. Y los utilizamos para las flores de la procesión, el monumento que hicimos este año para acortar el recorrido y la cena de los cofrades que salen, los costaleros, etc.

Insiste Toño en el orgullo que tiene que ser para los miembros de la Cofradía pertenecer a ella, participar en las reuniones previas a estas fechas que se hacen para «ensayar» la procesión aunque, explica, «llevamos tantos años algunos que ya lo sabemos bien, pero nos gusta ir» pero, sobre todo, les gusta «el calecho que se forma cada año después de la procesión», con una tertulia que se puede extender en el tiempo casi hasta que resucite al que acaban de enterrar, El Cristo de los Mineros.

Bien parece, por momentos, que va a sonar la sirena de entrar al tajo en el turno de la mañana... Pero no.
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