26/01/2016
 Actualizado a 17/09/2019
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Sensación rara, la de pasear a 15 grados una noche de enero en Ponferrada. Tan extraña como leer en las noticias declaraciones de gente que parece poco capaz de distinguir entre realidad y ficción. Hablar de millones de inversiones que nunca están. Oír de boca de un rector de universidad que es viable implantar una titulación de Comunicación Audiovisual en el campus del Bierzo porque conoce al menos a doce personas que el año pasado se fueron a estudiar fuera en esta disciplina. Madre Santa.

No puede dejar de extrañarme oír a una alcaldesa quejarse a la gente que lleva más de 20 minutos esperándola, de que, cómo le hacen muchas preguntas, va llegar tarde al tren. Y a concejales que se creen que un retal de periódico vale de venda que ponerse, antes de tener una herida que aún nadie les ha hecho.

Lo de Amancio Ortega animándose a invertir en el sector de la castaña no sé si considerarlo raro, dada mi nula intuición paralos negocios. Sólo espero que la apuesta del magnate no sirva para dejar más devaluado el precio del fruto que un sueldo de Zara.

Pero leo algunas noticias que le ponen un detalle bonito a este mundo siempre tan lleno de ruido, de Mujeres y Hombres y Viceversa y de paquirrines toreando con su bebé en brazos. (Uno que se tomó a pecho el mensaje simbólico de Bescansa, mira).

Hoy ha sido la de la panadería que premiará con una barra diaria a la familia del primer niño nacido en el año en el municipio de Toreno. Pan, que pequeño gran premio. Tangible, real, normal.
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