A partir de ahí, un nuevo museo pleno de actividades públicas. Sería ingenuo, por imposible, resumirlas en unas pocas líneas. Baste decir que la disposición de estas salas de exposiciones temporales ha logrado albergar más de medio centenar de exposiciones –casi una media de cinco al año– y cerca de un centenar de otro tipo de actos (conferencias, conciertos, presentaciones…). De hecho, las cifras de visitas (excepto este extraño «año del virus») rondan en general los setenta mil visitantes anuales. Los números, sin embargo, poco dicen, preferimos quedarnos con que los que cruzan las puertas del museo salgan con satisfacción y, si es posible, con ganas de regresar.
Mención aparte merece el apartado didáctico. El DEAC (Departamento de Educación y Acción Cultural) ha ofrecido un servicio continuo a lo largo de tres lustros atendiendo tanto a escolares como a ciudadanos individuales, grupos, asociaciones, personas con necesidades especiales, talleres de navidad o verano, y un sinfín de acciones pedagógicas; un apartado muy especial de la actividad museística.
Epigrafía: estaba escrito
La epigrafía, sobre todo romana pero también de otros momentos, fue desde siempre una de las mayores singularidades del Museo. Recogida en el siglo XIX por el padre Fita entre otros, durante los derribos de partes de la muralla de León y también posteriormente en la zona vadiniense, conforma uno de los conjuntos más importantes de los museos españoles, a la altura del emeritense o del tarraconense.Ubicada desde los inicios y hasta 2006 en el claustro de San Marcos, a la manera de un lapidario antiguo, ha sido reubicada en la nueva sede del Museo tanto en la parte que trata del discurso histórico como en un nuevo lapidario sito el sótano de Pallarés, una de las secciones más originales de este Museo.
Epigrafía: la historia se repite


La investigación asociada a las colecciones del Museo supone otro de sus ejes de trabajo interno y entre los servicios más demandados por los especialistas. A lo largo de los años el museo ha propiciado, alentado o proporcionado información y acceso a datos y objetos a multitud de estudiosos y científicos, de universidades y centros de investigación, de organismos y curiosos en general interesados por la parte menos expuesta o conocida de sus cuantiosas colecciones. Recordemos, en este sentido, que, como la mayoría de los museos históricos, guarda en sus almacenes más de la mitad de ellas.
La Guerra Civil

Objetos personales recuperados de la exhumación de la maestra fusilada en el cementerio de León en 1941, doña Genara Fernández (donados por sus familiares). Placa escolar de la II República y retrato de Durruti dibujado por Baltasar Lobo en 1936 (donación de doña Dalia Álvarez Molina).
Donaciones y depósitos
El Museo de León fue desde siempre y hasta hace algunos años el único de los museos públicos leoneses. Sus bienes pertenecen a todos los ciudadanos y su misión es representar la historia y cultura de esta provincia a través de ellos, de los objetos de dominio público. Unos objetos en continuo incremento, bien por ministerio de la ley, bien gracias a la iniciativa privada. En el primer caso, recordemos que aquellos recuperados en trabajos arqueológicos tienen este museo como destino, independientemente de que puedan más tarde ser depositados en otros museos, como de hecho sucede con frecuencia. También recalan aquí las adquisiciones que realiza la administración y armonizan con las funciones, ámbito y temática del museo.
Por otro lado, no son pocos los particulares que depositan o donan objetos patrimoniales al museo con el ánimo de que sean mostrados a la ciudadanía, en un gesto de gran generosidad y filantropía que siempre caracterizó a sus benefactores desde los orígenes de la institución. A ellos se dedica especialmente esta muestra, tal como se hace en el acceso del propio museo y se recuerda en cada una de las obras cedidas por esos ciudadanos.
Luis Grau es director del Museo de León.