Pallarés: un lugar en el mundo

Un recorrido por la exposición temporal del Museo de León de la mano de su director

Luis Grau
16/01/2021
 Actualizado a 16/01/2021
Cartelería de algunos de los eventos que han tenido lugar en el Edificio Pallarés, que desde 2007 es la sede del Museo de León. | SAÚL ARÉN
Cartelería de algunos de los eventos que han tenido lugar en el Edificio Pallarés, que desde 2007 es la sede del Museo de León. | SAÚL ARÉN
Después de muchas alternativas y fracasos, unos sonados y otros reservados, apareció Pallarés. El edificio conocido con el apellido de sus propietarios se edificó en 1922 como grandes almacenes comerciales en el solar del antiguo pósito municipal, entre el casco antiguo y el ensanche decimonónico, mirando hacia la plaza de Santo Domingo. Traza de Manuel de Cárdenas en un emplazamiento perfecto que formaron parte de la memoria de los leoneses durante las décadas en que sirvió de ferretería y bazar, hasta los años ochenta. Entonces, ya propiedad de la Diputación provincial, funcionó como ‘Salón de las artes’ hasta que su ampliación quedó a medias en los noventa. Abandonado poco después el proyecto de convertirlo en gran Centro de arte, el Museo propuso al Ministerio de Cultura su adquisición para la sede que tanto necesitaba, decisión que se tomó cinco años después y culminó con la apertura del nuevo Museo de León en enero de 2007. Entre tanto, casi un lustro de proyectos, memorias, museística, inventario, restauración, investigación, obra civil, seguridad, instalaciones, montaje, etc. que se intentan resumir en estas ilustraciones y se recogieron en el documento que, bajo el título Plan museológico, compendió objetivos y medios de un museo del siglo XXI.

A partir de ahí, un nuevo museo pleno de actividades públicas. Sería ingenuo, por imposible, resumirlas en unas pocas líneas. Baste decir que la disposición de estas salas de exposiciones temporales ha logrado albergar más de medio centenar de exposiciones –casi una media de cinco al año– y cerca de un centenar de otro tipo de actos (conferencias, conciertos, presentaciones…). De hecho, las cifras de visitas (excepto este extraño «año del virus») rondan en general los setenta mil visitantes anuales. Los números, sin embargo, poco  dicen, preferimos quedarnos con que los que cruzan las puertas del museo salgan con satisfacción y, si es posible, con ganas de regresar.

Mención aparte merece el apartado didáctico. El DEAC (Departamento de Educación y Acción Cultural) ha ofrecido un servicio continuo a lo largo de tres lustros atendiendo tanto a escolares como a ciudadanos individuales, grupos, asociaciones, personas con necesidades especiales, talleres de navidad o verano, y un sinfín de acciones pedagógicas; un apartado muy especial de la actividad museística.

Epigrafía: estaba escrito

La epigrafía, sobre todo romana pero también de otros momentos, fue desde siempre una de las mayores singularidades del Museo. Recogida en el siglo XIX por el padre Fita entre otros, durante los derribos de partes de la muralla de León y también posteriormente en la zona vadiniense, conforma uno de los conjuntos más importantes de los museos españoles, a la altura del emeritense o del tarraconense.

Ubicada desde los inicios y hasta 2006 en el claustro de San Marcos, a la manera de un lapidario antiguo, ha sido reubicada en la nueva sede del Museo tanto en la parte que trata del discurso histórico como en un nuevo lapidario sito el sótano de Pallarés, una de las secciones más originales de este Museo.

Epigrafía: la historia se repite

Desde que en el siglo XIX ingresó la mayoría de los epígrafes del museo, la llegada de inscripciones romanas ha sido, si no anómala, excepcional. Sin embargo, la restauración de un lienzo de muralla (Carretera de los cubos) en el año 2009 deparó el hallazgo y llegada al museo de un conjunto extraordinario de más de medio centenar de lápidas, volumen comparable al de aquella época fundacional. Entonces la muralla se derribaba, en nuestros días se ha restaurado: la historia se repite pero no de la misma manera.He aquí varias lápidas procedentes de esos trabajos e ilustraciones de Ranilla, M. y otros: ‘Historia de una excavación vertical’, León, 2016. El último hallazgo en ingresar en el Museo (otoño de 2020) corrobora esa vocación: un ara romana encontrada durante los trabajos de peatonalización de la calle Legio VII ha sido la nueva incorporación epigráfica. Restauración del museoHace más de un cuarto de siglo que el Museo cuenta con un taller de restauración, el único estable en la provincia. Gracias a su trabajo se han podido recuperar muchísimas piezas, bien procedentes de excavaciones arqueológicas, de donde surgen a veces en delicadísimas condiciones, bien procedentes de otras situaciones que ponían en peligro la conservación de algún importante objeto patrimonial. Sus tareas no se detienen ahí: la adopción de medidas preventivas que eviten o detengan los procesos de deterioro de los objetos en el propio museo, la investigación acerca de su estructura, uso, material o forma, las propuestas acerca de su reconstrucción y mejor exposición, entre otras, permiten afirmar que este ha sido y es uno de los cometidos capitales del museo, condensado en estos poquísimos ejemplos un total de intervenciones de todo tipo cercano a los dos millares.

La investigación asociada a las colecciones del Museo supone otro de sus ejes de trabajo interno y entre los servicios más demandados por los especialistas. A lo largo de los años el museo ha propiciado, alentado o proporcionado información y acceso a datos y objetos a multitud de estudiosos y científicos, de universidades y centros de investigación, de organismos y curiosos en general interesados por la parte menos expuesta o conocida de sus cuantiosas colecciones. Recordemos, en este sentido, que, como la mayoría de los museos históricos, guarda en sus almacenes más de la mitad de ellas.  

La Guerra Civil

La Guerra Civil se ha convertido en objeto arqueológico en fecha reciente, por eso hemos querido dedicarle un espacio singular, para comprobar cómo pasan a ser «piezas de museo» objetos que no se consideraban así. Durante la última década se han multiplicado intervenciones que han testimoniado materialmente tanto el Frente norte como diferentes represiones y ejecuciones. Podemos ver aquí alguno de esos objetos: munición máuser, vaina de mortero y proyectiles, pistola, papel moneda del Consejo de Asturias y León y «perrona» de cobre, enseres y avituallamiento (conservas y bebidas alcohólicas: sidra y coñac), vestimenta, botones y picos de acordeón. Proceden de Cabrillanes, León, Puebla de Lillo, Puente Castro, San Emiliano de Babia y Villamanín.

Objetos personales recuperados de la exhumación de la maestra fusilada en el cementerio de León en 1941, doña Genara Fernández (donados por sus familiares). Placa escolar de la II República y retrato de Durruti dibujado por Baltasar Lobo en 1936 (donación de doña Dalia Álvarez Molina).  

Donaciones y depósitos

El Museo de León fue desde siempre y hasta hace algunos años el único de los museos públicos leoneses. Sus bienes pertenecen a todos los ciudadanos y su misión es representar la historia y cultura de esta provincia a través de ellos, de los objetos de dominio público.

Unos objetos en continuo incremento, bien por ministerio de la ley, bien gracias a la iniciativa privada. En el primer caso, recordemos que aquellos recuperados en trabajos arqueológicos tienen este museo como destino, independientemente de que puedan más tarde ser depositados en otros museos, como de hecho sucede con frecuencia. También recalan aquí las adquisiciones que realiza la administración y armonizan con las funciones, ámbito y temática del museo.

Por otro lado, no son pocos los particulares que depositan o donan objetos patrimoniales al museo con el ánimo de que sean mostrados a la ciudadanía, en un gesto de gran generosidad y filantropía que siempre caracterizó a sus benefactores desde los orígenes de la institución. A ellos se dedica especialmente esta muestra, tal como se hace en el acceso del propio museo y se recuerda en cada una de las obras cedidas por esos ciudadanos.

Luis Grau es director del Museo de León.
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