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Palabras para una canícula

19/07/2020
 Actualizado a 19/07/2020
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Cuando descubrimos que la calor de toda la vida —la que nos mandaba Franco en el mes de la hierbacon unos tábanos de regalo— se llamaba la canícula bien creímos que eran palabras de veraneantes para darse a valer, que los veraneantes siempre fueron muy alabanciosos. Y ya no te digo los de Oviedo desde que Leticia trabó ventaneo con el rapaz de Madrid, «que mira que es buen mozo», decíamos los de los pueblos para que vieran los visitantes que somos muy de hablar bien de todo el mundo, encima que vienen a vernos y nos cuentan cosas del Puerto p’allá y cantan asturianadas en asturiano y nos recitan los monólogos de Pandiella —«en el altu del Rabizu, diba un poco adormilau / y embestí a un cazurru / que taba allí arrebragau»—, que se meterían con nosotros perohay que reconocerles que son muy anteriores a esta moda de las televisiones de sacar tíos hablando, que les sale mucho más baratoque cuando sacaban orquestas con bailarinas, dónde vas a parar, «ni comparanza», que decía Farraperas, antes de que exigiera que le llamáramos FP, «a ver si voy a ser menos que ZP», argumentaba.

Vuelvo al suco que ya esnorté, que a consecuencia de la canícula, ahora que la hierba ya se mete en unas fardelas que da igual que haga sol que no porque tiene aire acondicionado el tractor en la cabina, hay que aprender las palabras para una canícula, que a un veraneante que conoció a Leticia de moza no se le pueden decir las tontunas de por el invierno sin que se sienta ofendido. Un paisano andando por el medio de la calle es un peatón, un borracho dando tumbos es un vecino desorientado y la ozeta de toda la vida es un apartado para sacar las orillas del césped, que se me mete la maleza. Del vecino, que tiene hierba, claro, no césped.

Que ya dicen ellos cuando se enfadan: «Al platu vendrás».

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