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Palabras de consuelo

17/06/2020
 Actualizado a 17/06/2020
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Algunos políticos han aprovechado el aturdimiento de la confinación para imponer, de tapadillo, nuevas normas. Manipulación de la judicatura, regalías en forma de euros, cargarse la reforma laboral, planes de Educación sin consenso, purgas en la fuerzas armadas... y lo que venga.

Mientras, los políticos de secano, agazapados, esperando a que remitiera el peligro. Más tranquilos ya, empiezan a emitir declaraciones del tipo «hay que centrar León», «dinamizar», «responsabilizar», «compromiso firme...» y otras formas de hablar por hablar. Las únicas palabras, sinceras, han sido las del alcalde: «Si nos dejan decidir, León puede». Como sabemos, los políticos leoneses, tan disciplinados ellos, dependen de la Junta o el gobierno central, y aquí nos venden fuegos fatuos, en forma de palabrería y promesas, que rara vez se cumplen. No es de extrañar tanta unanimidad, para eludir la severa desgracia que ha castigado al país. No hay lugar para tanta autocomplacencia, sino para la conmiseración.

Desde arriba, los portavoces, siguen sembrando confusión, callan, ocultan, mienten, deliberadamente, o se desmienten. Sólo importan las cifras. Lo de menos que sean veinte, treinta, o cuarenta mil fallecidos. En todo caso, son demasiados. Un crimen difícil de olvidar, a pesar de la desinformación y la utilización de la televisiones manipuladas, que emiten un estúpido optimismo, y rancias canciones, que avergonzarían a los propios muertos.

A mitad de camino, vimos la crueldad con que, en Estados Unidos, era asesinado el ciudadano negro, George Floyd, con el consiguiente duelo, y multitudinarias manifestaciones de protesta en todo el mundo.

Un duelo apropiado, para una persona, que contrasta con la falta de respeto para los miles de vidas que la enfermedad se ha llevado y se está llevando. Sí. La enfermedad, pero no menos la incuria, la falta de escrúpulos y de moral, que trata a los muertos como mercancía, para el debate político. ¿Cuántos más serán necesarios para despertar?

Los medios, al dictado, no han sido capaces de mostrar, en su crudeza, la trágica cara de la realidad. En consecuencia, mucha gente se lo tomó a guasa y no reaccionó a la gravedad del asunto. Vuelve la alegría, por decreto, pero ‘la última fase’, está por llegar y, una vez más, nos hallará sin personal ni recursos.

Se hizo siempre: las palabras de consuelo a la cara de las familias de los muertos.
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