23/10/2016
 Actualizado a 07/09/2019
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Casi no distingo un pájaro de otro. Apenas los vencejos, si acaso las golondrinas, los buitres por su tamaño y poco más. Un amigo me encasilló hace muchos años en ese tipo de persona para la que los pájaros se dividen en dos grupos: los que cantan y los otros. Aunque yo, sinceramente, ni siquiera sé qué pájaros cantan. Y quizá porque se anhela vehementemente lo que no se puede alcanzar, creo que el hombre ha soñado siempre con ser como las aves. Y volar ha devenido en una metáfora de la libertad. Que el hombre intentase volar era, para los dioses de los antiguos griegos, un claro pecado de soberbia (hybris) merecedor de castigarse con una severidad que Ícaro padeció y que le condujo a caer sobre un mar que le engulló. La fascinación del hombre por las aves tiene siglos y siglos de historia y de historias. El símbolo de la diosa Atenea era una lechuza y con este pájaro se relacionaba su epíteto más común desde Homero, glaukopis, ‘la de los ojos brillantes’. Por eso el reverso de la tetradracma ateniense de plata adoptó en el siglo V a. C la figura de esa ave (junto con una ramita de olivo y una imagen de la luna), que ha sido recuperada para las actuales monedas de euro griegas.Un águila representaba la poderosa fuerza de Zeus, padre de los dioses, quien con esa forma raptó a Ganimedes. Y con la misma castigó a un Prometeo encadenado. Los romanos se pasaron su historia escrutando, entre otras cosas,el vuelo de las aves como fuente de adivinación, tarea que tenían encomendada los augures, una suerte de adivinos oficiales . Hasta que Teodosio puso punto final a la costumbre allá por el 391. Zeus amó a Leda metamorfoseado en cisne y Catulo cantó la tristeza de Lesbia por la muerte de su amado pajarillo, cuya cercanía a su amada envidiaba. Es difícil resistirse a la fascinación por las aves. Al modo en que pintan el cielo de figuras o se acunan en el aire. A la forma suave en que hienden el silencio del monte. Al dominio que ejercen sobre los roquedos escarpados o la elegancia de su vuelo. Todo queda, con diferencia, mejor con un pájaro.
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