Paisaje y cultura

Fue casual, pero llamó mi atención y supongo que la de otros muchos, especialmente la de aquellos hacia los que va dirigida esta campaña. A medida que pasaban algunas de las estaciones del tren de cercanías que une Atocha con Chamartín en la capital del reino, veía como sus paredes estaban decoradas con grandiosas imágenes que cantaban las excelencias de la naturaleza de ese invento que es la comunidad autónoma de la que, por ley, formamos parte. Miraba a uno y otro lado y comprobaba que los paisajes eran realmente espectaculares y que por tanto seguramente animaran al viajero a plantearse un viaje para conocerlos. Pero, por más que lo intentaba, no encontraba en aquellas imágenes ninguna que se correspondiera con lo que da nombre, al menos, a la mitad de esta comunidad. Seguramente que algunas de las provincias que forman parte de Castilla y León tienen mucho que ofrecer desde la perspectiva del turismo de naturaleza y medio ambiente, pero dudo mucho, no, estoy seguro, de que ninguna de ellas ofrezca mayor variedad de paisajes y aventuras que la más noroccidental de las que componen tan vasto territorio. Va a terminar siendo verdad eso que algunos dicen desde un sentimiento victimista leonés. Cuando se publicita y se enseñan las excelencias comunitarias, hay cierta tendencia a olvidar, vamos a creer que sin ninguna malintencionalidad, que León tiene mucho que ofrecer en cultura, en historia, en naturaleza y paisaje. Por si pudiera ser que desde el lugar donde se contratan y deciden todas estas campañas pudiera haber en algún momento un intento de minusvalorar a aquellas territorios que ofrecen infinitamente más que el suyo para ser visitados, bien haría la población leonesa en ser exigente con los gestores políticos que nos gobiernan desde hace tres décadas, y en aras de un buen devenir democrático de sus pueblos y territorios, no estaría de más intentar echarlos y buscar otras opciones que traten con más respeto a quien todo lo ofrece y poco o nada recibe a cambio.