10/02/2016
 Actualizado a 07/09/2019
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A pactar se tenía que venir enseñado del colegio, porque luego se llega a mayores y no tenemos ni idea. Es como lo de respetar, o la separación entre ficción y realidad, que estos días parece que tampoco está muy claro. Así que cuando dos políticos se tienen que sentar a hablar lo primero que ponen son sus líneas rojas antes que otra cosa. Y claro, a mí también me entran ganas de ser como un político de los de ahora (de los de antes mejor no decir nada, que lo mismo se quedan en casa tan tranquilos o son vocales en el Senado, da igual que estén imputados), y marcar mis propias líneas rojas antes de ir al supermercado o al bar, para que se haga lo que me dé la gana sin que tenga que dar explicaciones.

Y mientras fantaseo con imponer las cosas más absurdas que me llegan a la mente, pienso en lo difícil que lo van a tener en la Moncloa para pactar y ceder en algunas cuestiones, ya que a menos que nos demuestren lo contrario, todavía no están acostumbrados a llegar a acuerdos. Pero si difícil es en Madrid, no me puedo ni imaginar lo que puede ser en San Andrés. Eso sí, esta semana van a tener que hacer al menos un amago, porque el cobro de las nóminas dependerá de que lo aprueben en el pleno extraordinario. ¿Será capaz el PSOE de convencer a la oposición de que es la única fórmula?¿Ysi PP o IU, por ejemplo, se niegan? Pues adiós a las mensualidades de enero hasta nueva orden. ¿Hubiera hecho lo mismo el PSOE hace un año?
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