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Pablo es mucho Infante

27/02/2015
 Actualizado a 18/09/2019
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No podría estar más en desacuerdo con el refranero popular. El que dijera por primera vez aquello de «lo bueno si breve dos veces bueno», lo haría estando con la barriga y la cartera a rebosar, porque seamos serios, ¿a quién no le gusta disfrutar?

Que se lo pregunten si no a los aficionados de la Deportiva. Después de varios partidos en los que el equipo no había estado a la altura ni en el juego ni en sus resultados, unos treinta primeros minutos frenéticos frente al Sabadell sirvieron para vivir el renacimiento de aquella ‘apisonadora’ que convirtió El Toralín en una fortaleza durante toda la primera vuelta.

Y es que Pablo es mucho Infante. El burgalés es uno de esos jugadores diferentes, un futbolista cuya calidad es inversamente proporcional a su físico. Media hora duró esta vez el extremo antes de que otra inoportuna lesión le sacara del terreno de juego, suficiente para marcar un gol y dejar su sello con varias jugadas marca de la casa, pero qué breve es lo bueno.

La Ponferradina estará como mínimo otras dos semanas sin un futbolista que ha demostrado ser clave. Con el volvió la frescura y el desparpajo en ataque, una osadía que contagia a sus compañeros, como pudimos ver el pasado domingo con un excelso Acorán y un Berrocal que siempre da la talla independientemente de los kilómetros que lleve en las piernas.

¿Notará su ausencia la Deportiva? Me temo que sí. Adán, Tete, Sobrino... Muchos han ocupado la banda izquierda con resultados dispares, pero ninguno ha conseguido hacer olvidar al burgalés. Le toca a Manolo Díaz sacarse un as de la manga para que el equipo no vuelva a resentirse y no perder la estela de un Zaragoza al que también le han afectado las lesiones y que vuelve a sentir el aliento de los bercianos en el cogote tras su tropiezo en Mendizorroza.
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