Otro santo que no quiere altar

Isaac Núñez, leonés de Cabrera (San Pedro de Trones), creador de Proyecto Hombre, con una vida dedicada a los desfavorecidos y maltratados y ajeno a oropeles y galardones que "no creo merecer"

Fulgencio Fernández
10/11/2019
 Actualizado a 10/11/2019
isaac-nunez-10-11-19.jpg
isaac-nunez-10-11-19.jpg
Fue Ramón Cela quien en este mismo periódicoencendió una vela a la Justicia: «Premio Príncipe de Asturias para Isaac Núñez». Pronto se fueron sumando voces, no podía ser de otra manera. Muchas voces, menos la suya: «Realmente, creo que yo no reúno las condiciones para que me sea otorgado el premio. Sí es verdad que hicimos una gran labor con Proyecto Hombre especialmente, pero fue una labor localizada en el Bierzo, León… No me considero un personaje digno de tal premio. Así se lo he comentado a quienes están promoviendo ese reconocimiento». Y remata con un «me preocupa poco este tema. Estando aquí, hay muchas necesidades y actividades que requieren mi disponibilidad y dedicación». 

Ni sorprende ni es falsa modestia. Este tipo de personajes son así. Vio la luz la noticia y él se fue a las sombras, a seguir atendiendo a las comunidades indígenas de Bolivia, donde continúa desarrollando un importante trabajo social como aquel otro de Proyecto Hombre, siempre al lado de los desfavorecidos. Por ello, me gusta de sus escasas palabras unas muy cercanas —a las que pertenecen las frases anteriores— que les dijo a sus paisanos de La Cabrera a través de la revista La Fueya Cabreiresa, pues además de nacer allí tambiénfue cura en Pombriego, donde tampoco le han olvidado. «La gente de Pombriego era muy divertida, abierta y politizada en línea republicana (no franquista), en general. En una ronda en vísperas de la fiesta de San Antonio, casi me llevan en andas. Iba con los jóvenes a las fiestas del entorno. Una señora, en Sotillo, anciana, me dijo con gran tranquilidad: ‘Que el Señor me lleve ya; ¿qué hago aquí?».

- Nací en San Pero de Trones, en una familia pobre, en la que sí se satisfacían las necesidades elementales. Mi padre era sastre y trabajaba las tierras, las huertas… y yo desde muy pequeño trabajaba también con gusto.

Primero fue al Seminario, después párroco de Pombriego pero «en invierno había muy poca gente y muy poca labor humana» por lo que fue buscando más campo de trabajo. Lo había. Lo encontró. «En los años 80 cundió la moda de la heroína, que afectó a muchas personas –jóvenes y menos jóvenes- de todos los niveles sociales, con unos efectos de destrucción profunda de la persona y de sus relaciones familiares y sociales (delincuencia), acompañada del SIDA –entonces mortal-. Hacia 1982-83 éramos testigos en Bembibre de jóvenes heroinómanos muy afectados. Una religiosa del Niño Jesús, Yolanda, y yo, nos preocupamos y abrimos un servicio que resulto fallido». Supieron de la apertura de un programa en Madrid, procedente de Roma, el Progetto Uomo (Proyecto Hombre). Todo eran trabas pero hizo realidad este proyecto, un ejemplo para otros muchos y cuando ya caminaba sin su presencia, otro salto: misionero en Bolivia, en una zona de montaña rural donde ayuda especialmente a la formación de las mujeres y jóvenes. Allí trabaja ahora y sigue creyendo en el futuro de su Cabrera: «Creo que La Cabrera tiene una gran potencialidad de futuro, desde Puente Domingo Flórez al lago de La Baña. Toda la montaña es un filón de pizarra, me parece. La arquitectura cabreiresa, con sus casas de piedra-pizarra-madera (corredores) son muy bellas. El río Cabrera, limpio, es hermoso y con buena pesca. El paisaje, bello. Y el lago de La Baña. Los canales romanos hacia Las Médulas. Su lenguaje dialectal…».

Pues todo es posible con Isaac Núñez.
Lo más leído