10/08/2019
 Actualizado a 18/09/2019
Guardar
Quince son los fines de semana que han pasado desde que un 75,75% de españoles acudimos a las urnas. Al depositar las papeletas del Congreso y Senado, teníamos la ilusión y la esperanza, especialmente quienes votábamos por primera vez, de que saliera victorioso el grupo político que mejor refleja nuestras convicciones.

Cada uno tenía sus motivos para votar, desde echar a Sánchez de la Moncloa por no convocar elecciones tras ganar la moción de censura hasta frenar el auge de la ultraderecha que meses antes había irrumpido con doce escaños en Andalucía.

Sea cual sea la motivación de cada persona, está claro que hubo una gran movilización entre la sociedad porque las elecciones del 28A son las que mayor índice de participación han tenido del siglo XXI.

Pero toda la implicación que tuvimos los ciudadanos en ejercer el derecho a voto es la que ha faltado entre los políticos para conseguir la investidura del socialista. Hay varios factores que han influido en el fallido nombramiento, pero el más destacado, desde mi punto de vista, es dejar la negociación para el final, cuando apenas quedaba tiempo.

Sé que en España tenemos tendencia a hacer todo a última hora, como si hubiera una fuerza sobrehumana que nos obligara a ello y nos pasa desde que somos pequeños y nos acordamos el domingo a las diez de la noche de que había que comprar una cartulina para llevar al ‘cole’ al día siguiente.

Y si juntamos esto con lo que cuesta organizar a un grupo de personas, para qué queremos más. Si me cuesta ir a tomar algo con mis amigos y que estemos todos, no quiero imaginar lo que es decidir a última hora un Gobierno estable.

Señores dirigentes, la población ya ha hablado y ha dicho qué quiere, por lo que déjense de individualismos y reúnanse, esta vez con antelación y sin que falte gente como en las quedadas con mis amigos, para que tengamos el futuro que hemos decidido al ir a votar.

Dicen que España es el país con más bares y yo creo que tenemos tanto aprecio a estos locales que ya van de la mano de la política y por eso, tanto en quedadas como en investiduras, siempre terminamos pidiendo otra ronda.
Lo más leído