Osasuna 2 - Cultural 1: 'Despertar tardío, errores habituales'

El conjunto navarro aprovecha un rechace y un error en la salida de balón para ganar tirando entre los tres palos tres veces / Señé recortó distancias para un equipo leonés que fue de menos a más

Jesús Coca Aguilera
21/01/2018
 Actualizado a 12/09/2019
Guarrotxena es derribado por dos jugadores del Osasuna. | SANTIAGO ZUZA (DIARIO DE NAVARRA)
Guarrotxena es derribado por dos jugadores del Osasuna. | SANTIAGO ZUZA (DIARIO DE NAVARRA)
Sin el único delantero puro y con sólo un central disponible, la Cultural plantó cara y estuvo en partido hasta el final en el campo de uno de los máximos candidatos al ascenso. Pero sin que el Osasuna tuviera que hacer grandes méritos para conseguirlo, acabó yéndose de vacío de El Sadar tras caer 2-1.

Un resultado esperado, más aún en las circunstancias en las que llegaban a Pamplona los leoneses. Mas también un inesperado botín echado a perder, pues la sensación es que se podría haber sacado algo positivo en lugar de haber encajado la tercera derrota seguida a domicilio.

Pagaron los leoneses su tardío despertar, pues durante toda la primera parte no existieron en ataque, no ya sin generar ocasiones sino sin apenas pisar el área rival; y cuando empezaron a dominar y a inquietar a la zaga local la desventaja era ya de dos goles.

Mérida hizo el 1-0 en el minuto 46 tras pegar de primeras desde la frontal el rechace de una falta que dio en el larguero Y, sobre todo, se vieron condenados por los errores habituales. Primero, un rechace mal defendido; después, un ‘regalo’ al sacar jugado el balón desde atrás. Dos acciones vistas varias veces esta temporada. Dos de los grandes ‘pecados’ culturalistas. Dos jugadas evitables que provocaron que dos de los tres únicos tiros entre los tres palos del Osasuna en todo el encuentro acabaran en gol. Dos tantos que convirtieron en insuficiente el ‘zapatazo’ con el que Señé devolvía a 25 minutos del final la emoción al encuentro.

Fue la historia que marcaba un encuentro con sorpresas, perdones y debuts. Y es que Rubén de la Barrera sorprendía colocando en el centro de la defensa a Víctor, que cumplía con creces pero ennegrecía la que había sido una buena actuación con el grave error que desembocaba en el 2-0. Además, demostraba que daba por cerrada la polémica de Emi Buendía y le metía en el campo en el cuarto de hora final, donde no tuvo opción de aplicar a su rocambolesca historia un final de redención; y hacía debutar a Ideguchi, que dejó en su primer balón un pase al pie de más de 40 metros que invita a la esperanza, si bien salió pasado de revoluciones e incluso se jugó la expulsión.

Ellos fueron los protagonistas de un encuentro que, durante su primera media hora, fue sinónimo de aburrimiento. Defendía muy bien la Cultural, pero no generaba nada. La táctica ganaba a la imaginación. Y los únicos sustos llegaban cuando los leoneses jugaban con fuego en la salida de balón, con varias pérdidas que no tuvieron consecuencias entonces, pero sí acabarían teniéndolas en la segunda mitad.

Sin embargo, en apenas seis minutos, llegaban los tres acercamientos peligrosos de los locales. Primero por medio de David, que solo tras un fallo de marca al sacar una falta lateral Mérida remataba en el segundo palo pero se topaba con Ángel; después de David, que llegaba desde atrás para rematar un centro desde la izquierda de Clerc, pero le pegaba mal en situación clara; y por último de Quique, que tras cogerle la espalda a Yeray, le pegaba cruzado sin apenas ángulo pero se iba por milímetros desviado.

Víctor, improvisado central, perdía un balón al borde del área que acababa en gol tras el gran golpeo de Borja Lasso Salía vivo de ese arreón la escuadra culturalista y apuntaba a llegar con el objetivo cumplido al descanso. Y entonces, en la última acción de la primera parte, llegó el mazazo. Cometía Víctor una falta al borde del área muy dudosa (el arbitraje, muy casero, pitó siempre hacia el mismo lado en todas las acciones en las que había cierto lugar a la duda); la lanzaba Quique topándose con el larguero y el rechace le llegaba hasta la frontal a Fran Mérida, que de primeras, la enganchaba a la perfección y se sacaba un tiro raso y cruzado con el que superaba a Palatsí y ponía el 1-0.

Tocaba ir a contracorriente. Y aún habría que remar más. Porque, después de que la Cultural tuviera una falta en una situación ideal que Carcelén estrellaba en la barrera, el Osasuna aprovechaba esta vez sí el regalo a la hora de sacar el balón jugado desde atrás.
La perdía Víctor, que daba un pase horizontal al borde de su área que Ortiz no podía controlar, yendo a las botas de un Quique que conectaba con Borja Lasso, fichaje navarro en el mercado invernal, que en la frontal controlaba y disparaba a la perfección haciendo el 2-0.

Otra vez tocaba apelar a la heroica. En Cádiz y Córdoba ya había salido bien. Y Señé hizo pensar que otra remontada era imposible. El mediapunta puede ser intermitente, pero tiene algo diferente al resto. Cuando él recibe cerca del área, la sensación de peligro aparece porque sabes que algo puede pasar. Y así fue en el minuto 67, cuando tras hacer una pared con Guarrotxena se sacaba un ‘zurriagazo’ lejano que tras tocar Herrera acababa en el fondo de la red.

Buendía recibió el perdón y volvió a jugar; Ideguchi debutó, dejando buenas sensaciones pese a salir muy acelerado Con el 2-1, la Cultural se fue a tumba descubierta. Y acarició el empate en otra acción de Señé, que de nuevo recibía en la frontal, no veía a un Guarrotxena que estaba libre de marca, y se sacaba el disparo, que esta vez se marchaba fuera por muy poco tras pegar en Aridane.

Sin embargo, más allá de esa acción, y de otro tiro lejano de Yeray que Herrera mandaba a córner, las ocasiones no llegaron. Supo dormir y ensuciar el partido a la perfección para que no pasara nada más el Osasuna, que incluso rozaba el 3-1 en el descuento, cuando Palatsí sacaba el tiro a bocajarro en el área pequeña de Quique.

La derrota era inevitable. Lo mejor, que entraba en las previsiones. La verdadera guerra, esa en la que no se puede fallar, vuelve el domingo en el Reino. Ahí llegará un Sevilla B al que se puede dejar tocado y casi hundido. Ahí, los errores no estarán permitidos.
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