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"Ordeño y hago saber"

20/01/2019
 Actualizado a 18/09/2019
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No hay nada mejor para la salud y las depresiones que encontrar por la calle a Nano el de Coladilla, El Cubano de Candás, que siempre te va a contar algo que no sea triste «ni falta que hace», como dice él.

– ¿Dónde vas Nano?

– A estudiar para Papa, que ahora ya no se mueren, ya tenemos dos.

– No quedan plazas.

– ¿Y de capador?

– Tampoco. Nos quedan de alcalde, que hay ahora elecciones.

– No me interesa. ¿No quedan para ser don Ricardo el médico?

– Tampoco.

– Pues vaya pena, con lo que lo quiere la gente. Y lo que creen en él que cuando se murió uno de Valle y al enterrarlo estaba vivo no le dejaron salir la de caja y lo enterraron: «¿A ver si no va a saber más don Ricardo, que dijo que estabas muerto».

– ¿Y porqué no quieres ser alcalde?

– Porque en casa ya tenemos un burro, lo compré cuando vine de Candás.

Y se extiende en las explicaciones de cuando un alcalde de los de antes se sentaba en el asiento, llamaba al secretario, y le dictaba. «Copia. Yo, el alcalde, ordeño y hago saber que...».

– Será ‘Ordeno’ señor alcalde, «ordeno y hago saber u ordeno y mando».

– Eso serás tú, cabrón, que vienes de la cama. Yo ya vengo de la cuadra, ya he ordeñado y por eso insisto: «Ordeño y saber... copia».

Las cosas de los alcaldes, que les pasan hasta en los pueblos grandes y si no mira el sucedido que sucedió en Mansilla, que lo es de las Mulas. El alcalde era algo piruleador, bueno muy piruleador, y para acelerar una conquista le puso un kiosco en la plaza a la asediada, lo que indignó a los otros, que en pleno Pleno le preguntaron sin rodeos: «Usted se ha hecho alcalde para ponerle un ‘quisque’ a su novia en la plaza».

– Usted no sabe lo que dice.

– Lo sabe todo el pueblo.

– Todo el pueblo sabe que se dice quiosco y no ‘quisque’, como ha dicho usted muy malamente.

– Uy, perdón, me ‘ociqué’.

Tenía que ser eso, se ‘ocicó’.
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