27/06/2018
 Actualizado a 19/09/2019
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No es lo mismo pedir que ordenar. No lo es en el sujeto activo que ordena, que sólo puede ser aquel que tiene potestad o imperio para ordenar, potestad o imperio de los que carece quien pide. No lo es tampoco en la respuesta del sujeto paciente que recibe la orden o la petición, pues en el primer caso obedece o desobedece y en el segundo concede o niega lo pedido.

Maneras de pedir y de dar órdenes hay tantas como tipos de personas y dicen mucho de la propia persona. Le preguntaban a un general –no recuerdo si real o literario–, cuál era su secreto para que sus soldados siempre le obedecieran. El general respondió que era tan sencillo como darles órdenes que pudieran cumplir. Añadió, que en el caso de que desobedecieran, la culpa sería suya, de él, por no haber sabido dar bien la orden.

De un general, a un niño, David, y su manera de pedir. En los últimos días, David le había pedido varias veces a su padre que le pusiera la piscina en el jardín. Su primer acierto fue en elegir pedir y no ordenar. Un hijo nunca debe dar órdenes a un padre y quizás tampoco viceversa. Después de varias evasivas y excusas de su padre –falta de tiempo y otras tareas por hacer–, David decidió pedírselo dibujándole un croquis. En un folio en blanco, podemos ver cuatro escenas dibujadas a rotulador. En la primera –‘Papá come’– aparece papá sentado a la mesa. En la siguiente –‘Bagamos a la cochera’–, David antecede a su padre bajando las escaleras. En ‘Coguemos la piscina’, David le muestra sonriente la caja en la que está guardada la piscina. Y, finalmente en –‘Ponemos la piscina’, vemos al padre de David llenando con la manguera la piscina ya colocada en el jardín, mientras él aguarda impaciente y feliz. Con esta manera de pedir, David consiguió que su padre le pusiera la piscina. Y creo que hubiera conseguido cualquier cosa que pidiera así, con tanta gracia y tanta inteligencia.

De aquel general y de este niño de 6 años, bien podrían aprender los líderes del llamado ‘procés’. Se equivocaron ordenando, por carecer de legitimidad para ordenar, y aunque la tuvieran sus órdenes no se pueden cumplir. Mejor les hubiera ido pidiendo razonablemente y dibujando un croquis como hizo David.

Y la semana que viene, hablaremos de León.
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