Oposiciones

14/11/2015
 Actualizado a 10/09/2019
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Son las 16:35 del jueves. Mi teléfono echa humo. No me paran de llegar Whatsapp de diferentes grupos. Abro el que tengo con mi familia y leo que se suspenden las oposiciones de enfermería en Castilla y León del próximo domingo 22. Espero a las explicaciones de mi prima. Tenemos una enfermera en la familia. A falta de muchas palabras, dos simples emoticonos expresan su desconcierto, pena y cabreo. A continuación me meto en otro grupo con amigos, en el que muchos también tienen familiares, amigos o conocidos que también son enfermeros. No me extraña teniendo en cuenta las 20.000 personas que estaban inscritas en esta convocatoria. 8.000 sólo de León. Me meto en Internet con afán de informarme de las causas, y me doy cuenta de que además son las terceras que se anulan en lo que va de año. La verdad que no estoy muy puesta en los asuntos del colectivo de enfermería, pero me parece alucinante. Que a 10 días del examen el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León anule preventivamente las oposiciones por una demanda interpuesta por el propio Estado, e intenten contarnos que nadie sabía nada al respecto, ni la Junta ni los miembros del propio tribunal, me parece vergonzoso. Aquí los únicos que realmente no sabían nada eran los propios opositores. Como siempre el engañado es el último tonto en enterarse… Lo mismo pasa con los hosteleros, que ya se estaban frotando las manos pensando que habían hecho el ‘agosto’ en pleno noviembre, y la broma les va a costar pérdidas de 200.000 euros. No se puede tolerar tanta incompetencia. Y de dimitir ni hablamos, esa palabra no existe en el vocabulario nacional. Mi prima tiene tres hijas, dos de ellas de pocos meses, y sacaba tiempo en su día a día para estudiar. Además de trabajar, cuidar de su casa y de su familia. No es sólo que les roben la oportunidad de presentarse al examen y optar a tener un trabajo estable, es que les han robado tiempo de su vida. Tiempo que ya no van a poder recuperar. Y no hablemos del dinero invertido. Esperemos que el análisis de fondo del Tribunal Superior de la Comunidad falle a favor de mantener el examen y todo se quede en un mal trago. Y si no, esperemos al menos que se asuman responsabilidades ante semejante ineptitud.
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