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Olor de herramientas y de manos

17/09/2022
 Actualizado a 17/09/2022
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Domingo. Volvía de un viaje y el campo estaba vacío. Lo que significa: nadie trabajaba en él, pero estaba a la espera. Podía saberlo porque desde el coche veía grandes cajas de madera apiladas junto a las filas de árboles cargados de manzana reineta. El campo berciano estaba vacío, pero en el aire había quedado impreso un olor de herramientas y de manos, como dice el poema de Miguel Hernández dedicado a los hortelanos. Ésos, escribe el poeta, que tienen «la sangre injuriada por el peso / de inviernos, primaveras y veranos».

‘Alcarràs’, la película de Carla Simón elegida para representar a España en los premios Oscar, tiene también ese olor a herramientas y a manos, el aroma acre del trabajo. De ella me llega además el olor químico del antiinflamatorio con el que Dolors trata de aliviar las contracturas en la espalda de su marido, Quimet, y para compensar, el aroma dulce de la higuera cuyos frutos recolecta el abuelo Rogelio y el de los paraguayos y los melocotones que toda la familia recoge en la que será, tal vez, la última cosecha de su vida.

En ‘Alcarràs’ se ve la realidad del campo. Los africanos cogiendo melocotones están ya en las primeras escenas. Y las protestas de los agricultores por los bajos precios de la fruta y las condiciones de las grandes distribuidoras. También las costumbres compartidas y el apego a la tierra. No recuerdo ninguna película que, en los últimos años, haya expuesto mejor la pelea de las pequeñas empresas agrícolas familiares. Y es una muestra de que los creadores suelen acertar cuando ahondan en lo que conocen bien, porque esta historia de payeses leridanos es cercana a la vida de la familia de la directora, también agricultores en Alcarràs.

Creo que es muy importante que el mundo del trabajo tenga un reflejo en el arte. En especial en obras como ésta de Carla Simón, que no lo idealiza ni lo contrario y por eso expande un mensaje que resuena mucho más allá de lo que a veces lo hace la realidad misma. El arte amplía así la vida, no la anula ni la encubre, no la traiciona ni la ignora sino que la intensifica y a la vez la matiza.
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