12/02/2016
 Actualizado a 17/09/2019
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Los paisajes y una cultura asociada al cultivo del olivo no fueron tan exóticos en el Valle del Sil. Ya el erudito Padre Sarmiento hacia 1750 escribía que «desde El Bierzo y hasta el mar Océano, siguiendo el curso del Sil, solo o ya incorporado con el Miño se produce aceite. Especialmente en el valle del Bibey y Quiroga». Madoz en su diccionario concentra en Quiroga, Valdeorras y en algunas zonas del Bierzo la existencia de olivos y la producción de aceite. Por ejemplo, al describir Campañana (Carucedo) escribe: «un terreno pedregoso de mediana calidad donde medran bosques de acebuche». Todavía en los años 80 se conservaban en toda la cuenca del Sil 24 molinos de aceite, aunque muchos de ellos en ruinas.

La decadencia del olivo ha estado justificada por una leyenda negra no documentada que afirmaba que unas ordenanzas promulgadas por los Reyes Católicos habrían obligado arrancar los olivares del Sil en beneficio de los cultivados en el sur de España. Esta misma leyenda cuenta que sólo se permitió conservar uno por aldea para elaborar el aceite de las lámparas de la iglesia. ¡Quién sabe! Lo que sí se ha demostrado es que a partir del siglo XVI el olivo entró en una decadencia profunda debido a múltiples causas: crisis económica y subida de impuestos, crisis poblacional, etc. Esta suma de acontecimientos llevó al abandono del olivar en beneficio de cultivos más rentables. En la mayor parte del Sil sólo quedaron algunos ejemplares en las inmediaciones de iglesias y cementerios. Este proceso histórico nos ha dejado afortunadamente un legado varietal importante. Se ha demostrado con pruebas de ADN que la variedad de olivo del Sil es única: no coincide con ninguna de las 242 muestras catalogadas.

Muy recientemente, con la entrada del siglo XXI, comienza a recuperarse el cultivo del olivo y la producción de aceite de oliva. En la cercana Galicia se han creado nuevas marcas como Aceiroga, Abril y Olei que producen unos pocos miles de litros y que, además, están realizando nuevas plantaciones. Hay que destacar también como en la cercana Quiroga la molienda de su aceite de oliva se ha convertido en un acontecimiento turístico singular. En El Bierzo el olivo y su aceite empiezan a colonizar de nuevo la comarca. Nuevas plantaciones se han establecido en Campo (Ponferrada), Pieros (Cacabelos) o Villafranca del Bierzo. Destaco entre ellos el proyecto desarrollado por Oswaldo Pereira (y amigos) con olivos de plantación nueva y recuperados de plantones bravos. De su precioso proyecto tenemos ya botellas de ‘Valle de Valdaiga’, el aceite de los olivos del Sil.
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