Oh, negra Navidad

20/12/2015
 Actualizado a 12/09/2019
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Casi tenía una crónica hecha en mi cabeza ante la posibilidad de una victoria. Hablaba del Yom Kipur, la fiesta del Perdón judía. Tendrá que esperar para otra ocasión. Ha sido una semana dura. Sólo para algunos. Para los antis de todo y todos. Aquellos que afirman una cosa y su contraria casi al mismo tiempo sin que apenas una pizca de rubor les manche las mejillas, están de enhorabuena. Han celebrado, me dicen. Bien por ellos. Cada uno es libre de opinar lo que le dé la gana. Otra cosa es que yo tenga que respetar esa opinión, porque no todas las opiniones son respetables.

Y esto es recíproco, así como yo no respeto algunas opiniones, nadie tiene porque respetar la mía. No me enfado porque alguien no lo haga, es más me trae francamente sin cuidado. Por mi parte, yo también estoy feliz. Al ser el primer equipo de la historia del deporte que pierde tres partidos consecutivos, creo que debemos celebrarlo. Hemos establecido un nuevo récord que debe ser tallado en piedra.

Lo que me asombra, si he de ser franco, es que hayamos tardado tanto en conseguirlo, porque claro, con un entrenador tan malo como el que tenemos, lo lógico es que esto se haya conseguido mucho antes y más teniendo en cuenta, que como me dicen, la plantilla está en contra de su técnico. Hablo de la plantilla en genérico porque unos me dicen todos, otros me dicen 4 ó 5 y otros 15 ó 16, así que yo, generalizo. Es más, hasta la directiva, según me dicen, está descontenta porque alguno, que hasta el momento no ha demostrado todo lo que puede dar, no juega más. Y es posible. Yo ya me lo creo todo.

A mi ya no me asombra nada, teniendo en cuenta que hoy en el estadio vi como alguien, mucho más deportivista que yo, y de muchos más años, celebraba el gol del Alavés y deseaba que «les cayeran cuatro o cinco más» Entrecomillo porque es textual. Y no sólo el entrenador es malo de solemnidad, sino que además no jugamos a nada. Nosotros, piedra angular del virtuosismo futbolístico y la orfebrería guardiolesca del tiki-taka abocados ahora al feo arte del contragolpe y la muy desdeñable maña del balón en largo. No siempre, claro está, sólo en los pequeños ratos en los que jugamos a algo. Hemos cogido vicios de ricos. Y ni siquiera somos nuevos ricos. No llegamos ni a burgueses.

No voy a montar un drama. Como diría el Teniente Coronel Frank Slade en Esencia de mujer «Soy demasiado viejo, estoy demasiado cansado y jodidamente ciego» Algunos lo harán, yo no voy a entrar en ese juego. Yo voy al fútbol a disfrutar, no a amargarme la vida, el que quiera hacerlo, allá él. ¿Del partido? Poca cosa. No jugamos bien, eso es cierto, pero tuvimos las ocasiones más claras y eso lo puede ver hasta un ciego, con un poco más de acierto nos hubiéramos llevado el partido con facilidad, pero no la tuvimos y ellos sí y en el fútbol nada hay más justo que el resultado. Es difícil tener acierto si tu supuestamente mejor delantero resta más que suma en los dos últimos partidos, pero seguramente eso sólo sean cosas mías, que soy un ‘jeiter’, que es el pichichi del equipo y no se le puede cambiar y me voy a cambiar el pañal que me lo he cagado. Lo mejor del partido fue para mi la irrupción de Dima como jugador de fútbol. Habíamos visto algunos destellos, pero ayer hizo el partido más completo de todos cuanto ha hecho aquí. Es cuanto menos esperanzador.

Ha sido un final del año bastante negro, pero espero un próspero 2016 y que los chicos se vayan a casa, recarguen las pilas, se olviden de la última semana y vuelvan con buen ánimo para afrontar la segunda parte del campeonato con nuevos bríos. Yo también voy a desconectar un par de semanas, me hace falta. Y si el invierno nos trae caras nuevas y se deshace de algunas conocidas, pues tampoco estaría de más.
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