13/10/2020
 Actualizado a 13/10/2020
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Recientemente el Presidente Sánchez ha anunciado la creación de ochocientos mil puestos de trabajo. Se nota que tiene poca experiencia histórica o que confía en la poca experiencia histórica de muchos de sus votantes más jóvenes. Podía haber prometido setecientos mil o un millón, pero nunca ochocientos mil. Porque ésta fue la cantidad que hace varias décadas prometió Felipe González y que nunca se cumplió, sino que aumentó considerablemente el paro. Él mismo reconoció que aquella promesa había sido un gran error.

Recuerdo que en aquella época más de una madre o de un padre acudían a mí para ver si podía interceder ante alguna empresa y encontrar trabajo para sus hijos. Alguno se consiguió, pero la cosa estaba muy cruda. Le sucedió Aznar y volvió a descender el paro. Entonces más de una empresa y más de dos se dirigían a mí para ver si podía encontrar algún chico que quisiera trabajar. Y no lo conseguí. Ya tenían trabajo o ponían alguna disculpa como estar cobrando el paro. Fue entonces cuando muchos de los alumnos de Formación Profesional, que habían estudiado muy poco o nada motivados, encontraban todos empleo. Volvió a crecer el paro con la gran crisis, en tiempos Zapatero y no se cambió la tendencia hasta que llegó Rajoy. Ahora la gran pandemia nos ha sumido en otra gran depresión y no va a ser fácil salir de ella.

Entendemos que sea deseo de cualquier gobierno recuperar la normalidad, como no podía ser de otra manera. Ahora bien ¿puede crear empleos un gobierno? En principio son muchas las personas que, gracias a él, han encontrado trabajos bien remunerados. Aumento de ministerios, de direcciones generales, de asesores, de otros cargos inventados para la ocasión, han permitido que se estén beneficiando muchos conocidos y adictos al régimen. Pero la gran masa no levanta cabeza.

Lo que no cabe la menor duda es que quienes realmente crean puestos de trabajo productivos son los empresarios, se trate de grandes, medianas o pequeñas empresas, o de infinidad de autónomos. A estos es a quienes hay que favorecer y no poderles dificultades. Y, como reza el dicho popular, no se puede jugar con las cosas de comer. Pero también hemos de tomar conciencia aquellos que tenemos un trabajo fijo dependiente de la administración, tal es el caso de los funcionarios, y de muchos pensionistas, de que no podemos ser egoístas reclamando todo para nosotros y olvidándonos de los que están peor. Más que nunca es necesaria la solidaridad, que debería empezar por los que dirigen el país, pues no es lo mismo predicar que dar trigo.
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