Objetivo: Escapar de los grillos

Tomás Álvarez
10/02/2022
 Actualizado a 10/02/2022
Hace algo más de cuarenta años dos personajes nada especialistas en Historia, Rodolfo Martín Villa y Gregorio Peces Barba, se sentaronen torno a una mesa surtida de viandas para hablar de política, un tema en el que sí tenían veteranía, uno como dirigente franquista y el otro como defensor de activistas y políticos opuestos a la dictadura de Franco.

Y entre plato y plato –tal vez al postre– acordaron privar a los leoneses de un derecho que si se les iba a otorgar al resto de los pueblos de España: el autogobierno. Es decir condenaron a los leoneses a ser gobernados desde otro territorio.

Era la última gran acción del caciquismo franquista: privar a un pueblo de sus derechos; ponerlo bajo el Gobierno y el Parlamento de una región vecina… Por supuesto, sin consultar para nada a los ciudadanos afectados.

En nombre de la Democracia, se privó de los derechos a regir sus propios distintos a los habitantes de la región histórica que más trabajó por las libertades en la historia de España. De nada sirvió que desde hace 2.000 años los pueblos leoneses se gobernasen por sus propios concejos, con asambleas, creando ordenamientos y asentamientos municipales; de nada valió que esta tierra fuera cuna de los fueros, primera declaración de derechos de la historia, en los días de Alfonso V; de nada sirvió que en esta tierra se gestasen las primeras Cortes Parlamentarias de la Historia, con participación de los ciudadanos comunes, en tiempos de Alfonso IX; de nada valió que León donase a lo largo de los siglos su sangre, sus sudores, su riqueza parala construccióny defensa de España.

De nada sirvió a los dos personajes de aquella cena recordar que en el escudo de España –el país al que debían servir– había un león sobre fondo de plata, que hablaba de un pueblo crucial en la génesis del Estado; tal vez tampoco recordaban que en los libros que estudiaron en sus épocas juveniles había una región leonesa… algo que venía apareciendo en los mapas desde el origen de la cartografía.

Así pues, por decisión caciquil, contra la voluntad del pueblo, se puso a los leoneses supeditados a un Gobierno extraño, bajo un rancio protectorado que para nada encajaba con los tiempos (segunda mitad del siglo XX) ni con la historia de España, ni de Europa.

En aquellos días, parte de la llamada Castilla la Vieja, pudo escapar del nuevo engendro político. Por un lado se fue la provincia de Logroño; por otro la de Santander… Se fueron apoyados a veces en inexistentes históricos, en intereses y cenáculos.

Los santanderinos esgrimieron un derecho histórico: eran el pueblo cántabro. A los leoneses no les sirvió el título de ser herederos de un Reino que la propia Unesco califica como Cuna de la Democracia.

Pues bien… a los habitantes de la provincia de Logroño, ahora integrantes de la Rioja,su autonomía les ha servido para mejorar radicalmente en la actividad económica, gestionar con mayor eficacia los recursos del territorio y constituir una región próspera. En consecuencia, la población de La Rioja ha crecido desde los años setenta en torno a los 80.000 habitantes.

Algo parecido ha ocurrido en la provincia de Santander. Cantabria se ha modernizado, ha entrado con fuerza en el siglo XXI, ganando presencia y atractivo en el conjunto de las tierras de España. El testimonio de este progreso se plasma en la propia evolución demográfica: ha crecido en unos 120.000 habitantes en el periodo referido.

Por el contrario, las provincias leoneses se han situado a la cabeza de España en despoblamiento, envejecimiento de la pirámide de población y hundimiento económico. La de León ha perdido 100.000 pobladores, en tanto que la vecina provincia de Valladolid los ha ganado.

León, como Valladolid, como la Rioja, es una provincia de interior, pero tiene riqueza, tiene recursos naturales, agua en abundancia, tiene un territorio estratégico para el desarrollo de industrias y de servicios… pero se hunde. Y se hunde –lo sabemos todos– porque padece bajo un Gobierno autonómico ubicado en la región vecina; un Gobierno que favorece una insultante deslocalización de empresas llevándolas a otros lugares, dentro de la misma CC.AA; se lleva las infraestructuras, se apodera de los proyectos de desarrollo de Renfe, de los fondos Miner…

No llegan las inversiones prometidas, se va la escuela de Pilotos; se penaliza el uso de las autopistas con peajes de escándalo, se olvida a esta tierra en el Corredor Atlántico; se abandonan los proyectos decomunicaciones con Portugal; se falsea a conveniencia la Ruta de la Plata; se llevan a Castilla el agua de Riaño, y hasta se gastan en Valladolid los fondos Interreg, destinados por Europa a las zonas fronterizas.

Sólo hay una salida de futuro para esta tierra: escapar de esta autonomía de restos, como lo hizo antaño la Rioja; como lo hizo Cantabria. Escapar solos (provincia de León) o acompañados por los otros territorios regionales… pero escapar para gobernarnos a nosotros mismos; igual que ocurre encualquier otro territorio de España. No se pide sino el mismo derecho que tienen los demás pueblos de España.

Estos, son días apropiados para reflexionar sobre este problema, y decidir en consecuencia.
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