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Objetivo de todos

21/10/2015
 Actualizado a 14/09/2019
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Sin puerto de destino nuncahay viento favorable. Así nos dice Montaigne en sus Pensamientos, uno de los libros más deliciosos que jamás se han escrito, un sabio y amable compañero de viaje. Si no sabemos dónde dirigirnos, si no tenemos un objetivo decidido, nuestros esfuerzos o bien son vanos o, en el mejor de los casos, dependen, igual que las semillas de diente de león, del azar y de un sinfín de casualidades, para germinar. Es bueno tener un objetivo, una meta, cuya visión tendrá el poder de contrarrestar el agotamiento y de encontrar fuerzas incluso en la flaqueza.

Igual que un individuo, que una organización, que una empresa, el mundo, también, en su globalidad, la humanidad, en su conjunto, precisa de fijarse una metas, unos objetivos que alcanzar. Con tal finalidad, el pasado mes de septiembre, en la Asamblea General de las Naciones Unidas, se reunieron mandatarios y dirigentes de todo el Planeta y aprobaron la Agenda del Desarrollo para el 2030.

Dicha Agenda, recoge los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, los cuales, desplegados en más de 169 metas, marcarán el camino a seguir en los próximos 15 años, hasta el 2030, en pos de un mundo más justo y mejor. Estos objetivos se aglutinan en torno a tres retos: Terminar con la pobreza extrema. Luchar contra la desigualdad y en pro de la justicia. Poner soluciones al grave problema del cambio climático. Este ha de ser nuestro puerto, no esperemos al viento y rememos todos en la misma dirección. Acabar con la pobreza, como dice Mandela es un acto de justicia: «Millones de personas en los países más pobres del mundo siguen encarcelados, esclavizados, atrapados en la prisión de la pobreza. Es el momento de ponerlos en libertad. Al igual que la esclavitud y el apartheid, la pobreza no es algo natural y puede ser superada y erradicada por las acciones de los seres humanos. La superación de la pobreza no es un gesto de caridad es un acto de justicia, es la protección de un derecho humano fundamental, el derecho a la dignidad y a una vida digna. Mientras persista la pobreza, no habrá verdadera libertad».

Y la semana que viene hablaremos de León.
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