O rebeldes o sumisos

15/05/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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Se puede, se debe, ser rebelde en cualquier lugar, por cualquier motivo, en todas las profesiones u oficios y en todas las causas. Los rebeldes siempre lo son con causa.

Porque lo contrario de rebelde es sumiso.

Y no se puede, no se debe, ser sumiso en ningún lugar, bajo ningún motivo, en ninguna profesión u oficio o atendiendo a ninguna causa. Porque el sumiso sólo obedece y acata, no atiende a razones y, dice el sabio Martino, «es obligatorio echar a moler el molino de la razón aunque es probable que te acabe moliendo a ti».

Por la misma razón que la realidad, tan obstinada como cruel, acabó moliendo y desarmando a tantos rebeldes con causa; acabó desterrándoles pese a reconocerles la dignidad de sus batallas... pero siempre hay un pero, siempre encuentran un bien superior en aras del cual guillotinar a la rebeldía, por falaz que sea el bien superior, que tantas veces es la comodidad, la cobardía, el dinero, el presunto bienestar, el orden...

Y una vez instalados en el «bien superior» no nos queda más remedio que denostar la rebeldía, que mirar al biés a los rebeldes; que sermonearles con que son jóvenes... que ya vendrá la vida. Y hasta inventarán sentencias: «Quien a los 20 años no sea revolucionario no tiene corazón, y quien a los 40 lo siga siendo, no tiene cabeza». Ya solo falta el remate, se lo adjudicas a Winston Churchill y a ver quién es el guapo que se atreve a llevarte la contraria.

Pues la niña de la foto, aún no contaminada, que cree en las causas nobles y las defiende, por encima de quienes argumenten que «una princesa» como ella no está para rebeldías. Eso lo dirás tú.
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