Núñez de Patriota

15/05/2020
 Actualizado a 15/05/2020
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La nueva normalidad nos trae cuestiones que nunca creímos que nos íbamos a plantear. ¿Qué hacemos los que llevamos gafas para que no se nos empañen con la mascarilla puesta? ¿Cuál es la dosis adecuada de gel hidroalcólico para su correcta absorción? ¿Vivíamos en una sociedad tan podrida antes de todo esto?

Y es que en su día se nos dijo que la crisis iba a sacar lo mejor de las personas. Muchos pensamos en ese momento que también lo peor. Todos teníamos razón. Lo que está ocurriendo estos días en un barrio pijo de Madrid lo demuestra con creces, con vecinos cuyo plan para cada tarde se ha convertido ya en el siguiente. A las 20 horas, salen al balcón decorado con la bandera de España, luciendo un crespón negro en homenaje a todos los fallecidos. Allí se desgañitan a aplaudir a los sanitarios, agradeciéndoles su sensacional labor, la que ha permitido que a pesar de que España supere en número de contagios a muchos países, registrar una cifra de fallecidos muy inferior. A los trabajadores esenciales que, como la gente de los hospitales, se ha expuesto para que todos podamos seguir con nuestras vidas de forma más o menos normal.

A las 21:00, le preguntan a la asistenta dónde guarda las cacerolas para bajar a la calle junto a muchos vecinos, sin protección y sin guardar la distancia de seguridad para demostrarse como lo que son, gente insolidaria, irresponsable, tremendamente egoísta e incapaz de empatizar con el que no calza sus zapatos de marca.

Patriotas, se llaman, por abusar de una bandera que utilizan como arma arrojadiza contra el que critica su forma de pensar, con la que sinceramente muchos esperamos no coincidir ni en lo más mínimo. Si quieren serlo de verdad, mucho más ayudaría que se quedaran en su casa, cumplieran las normas y se echaran una mano a sí mismos dejando de hacer el ridículo.
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