10/04/2015
 Actualizado a 07/09/2019
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Meño, el de mi pueblo, siempre respondía lo mismo cuando le preguntaban cuantas truchas había cogido, por el medio que fuese: «Nunca menos» y traía sólo un pez.

Aquí, en esta provincia dejada de la mano del diablo, siempre contestamos de la misma manera a cualquier pregunta que nos hagan. No nos gusta, en general, mojarnos, ser sinceros, contestar con la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad.

¿Que tú pasas todos los días por un bar que siempre está vacío y le preguntas al jefe como le va? El te responderá: «Nunca menos». ¿Qué conoces a un político de postín y relumbrón de cualquier partido, incluidos los del ‘bipartidismo’, que si va a sacar el mismo o más número de ‘conejales’, (sí, conejales, porque son capaces de comer cualquier cosa, incluso a sus crías, como el monstruo que pintó Goya y que es tan bonito), en las próximas elecciones? «Nunca menos», al canto. ¿Qué le inquieres a tu colega del alma sobre las gachís con las que ha ligado en el último fin de semana, preñado de cerveza, porritos y rock and roll? «Nunca menos», aunque seguro que te miente.

Viene a cuento todo este rollo, porque el otro viernes mi compi de página no fue ese señor al que le dejan escribir sin restricciones de espacio, (es, según el director de esto, porque le regala jamones o vino o calendarios, que no me acuerdo), sino un colectivo cabreado porque esta provincia está como está. ¡Ay, bobo!, cuantas ganas de hacerse mala sangre...

Vienen a decir, poco más o menos, que la culpa de esta situación la tienen los de Valladolor, sobre todo, y los políticos de aquí. ¡Hombre!, para este viaje no se necesitan tantas alforjas. Claro que la culpa es de los que nos gobiernan, que ni escogidos con lupa. No se pueden hacer las cosas tan mal ni adrede. ¡Es que manda narices!, ni los gobernadores civiles y jefes provinciales del movimiento de la época de Franco eran tan inútiles. Pero no. A estos les ponía a dedo el susodicho, y a los de ahora los elegimos nosotros. Luego, por lo tanto, la culpa no es de ellos: la culpa es nuestra por hacerlo. Si ya lo dice uno todos los días: no votéis, o que se voten entre ellos, que para el caso es lo mismo. De todas las maneras, a estos señores del colectivo cabreado, les daré un consejo: Nunca menos.

Salud y anarquía.
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