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Nunca digas nunca

19/04/2020
 Actualizado a 19/04/2020
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Nunca imaginé que un «te hemos dejado la bolsa de la basura en la cocina para que la bajes tú» fuera una de las frases que más ilusión me haría que me dijeran. En medio de una pandemia mundial, parece que no hay nada que motive más, en cuanto a tareas domésticas se refiere, que ser la encargada de agarrar una enorme bolsa lila por unas asas de color naranja fosforito, bajar las escaleras del edificio, andar unos cincuenta metros y depositarla en su corresponiente contenedor. Es inaudito que seamos tantos los que antes queríamos escaquearnos de esta labor y ahora tengamos tanta iniciativa por ella.

Del mismo modo, también me sorprende tener a mis padres dando vueltas por casa durante más de una hora hasta alcanzar la meta diaria de los diez mil pasos y que nos estemos turnando una esterilla entre los tres para hacer deporte en medio del salón. Y no solo me impresiona verles así a ellos, sino también haberme dado cuenta de que ha hechofalta una pandemia mundial para que me pusiera a entrenar seriamente y no conformarme con la serie de sentadillas diarias que antes hacía.

Más de un mes después del decreto del estado de alarma, sigo fascinada con los pasillos del papel higiénico totalmente desiertos, aunque ahora esta tendencia haya cambiado hacia la zona de harinas y levaduras. Nunca pensé que «pan y bizcochos» iba a ser la respuesta a «¿qué es lo que más hace la población confinada en sus hogares durante una pandemia?», sino que pensé que una situación así de excepcional sería mucho más espectacular. Qué daño ha hecho Hollywood con sus películas de apocalipsis, qué daño.

Como cualquier persona en su sano juicio, jamás me imaginé que en pleno año 2020 viviríamos una pandemia que nos obligaría a estar en nuestras casas durante meses. Es más, incluso a día de hoy aún tengo la sensación de que esto es una simulación y que es todo un sueño de Resines como en el final de ‘Los Serrano’. Solo llevamos un mes y unos días en casa y ya he visto, dicho, oído y hecho todo aquello a lo que en un pasado dije ‘nunca’.
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