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Nuevos Reyes en el Cervantes

26/04/2015
 Actualizado a 07/09/2019
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Con permiso de la Feria de Abril y de las sorprendentes bicicletas de bambú salto ambos asuntos y acudo a la celebración que todos los años el día 23 de abril por la mañanatiene lugar en el magnífico marco del Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares en torno al ganador del tan codiciado premio Cervantes en el año anterior, como con toda sinceridad (apunto a lo de codiciado) acaba de proclamar en su locura cervantina Fernando Arrabal a diferencia de Camilo José Cela, que bajo un aparente desprecio, muchos años atrás,para entonces ya Premio Nobel de Literatura y Príncipe de Asturias de las Letras, el provocador de Iria Flavia mientras decía que dicho premio era una «mierda» se pirraba por él, pues cuando se lo concedieron,le faltó tiempo para elogiarlo y salircorriendo a recogerlo.

Pero volviendo a tan singular como solemne acto presidido por los Reyes hay que peraltar que los actuales, Felipe y Leticia, en la entrega este jueves al escritor barcelonés residente en Marrakech, Juan Goytisolo, es la primera vezque lo hacen como regentes, pues con antelación, casi siempre por motivos de avería o quebradiza salud del Rey Juan Carlos, o ‘chapa’ como el mismo simpáticamentemanifestó en varias ocasiones ya lo han hecho. De manera que el principazgo ya les acercó muy mucho a los destacados y premiados seguidores de Cervantes y siempre parecía, al menos a mí, que se encontraban con soltura y comodidad, incluso en alguna ocasión en que la tuna ya en los jardines, durante el copetín, cantó y tocó para la Princesa de forma especial, depositando una capa a sus asturianos pies.

Pero, además de la realeza en este festejo literario entre sus plurales asistentes acompañó como siempre al ganador el Ministro de Educación, Cultura y Deporte, ahora el señor José Ignacio Wert, que por cierto , puso en práctica un discurso bien llevado y sin que nadie en ningún momento le negase la mano, que ya han sido muchas las personas que otras veces rehusaron su saludo.

Y no estaba este año más, y confieso queme alegró, elrepelente, controvertido, bien poco cristiano obispo de Alcalá de Henares Juan Antonio Reig Pla, que menos mal que su papel allí solamente era el de estar sentado y guardar silencio. Nada de hablar contra los homosexuales y otros delicados temas.

Ah, no tengo perdón. Casi nada he dicho del autor de ‘Juegos de manos’, ‘Las virtudes del pájaro solitario’ o ‘Coto vedado’, es decir de Juan Goytisolo, escritor muy destacado de la Generación del Medio Siglo, hermano también de los escritores Luis y José Agustín y siento que comienza a rondarme un remordimiento incurable. Pues el protagonista de la ceremonia alcalaína en esta ocasión ha sido él con un discurso reivindicativo de cuatro páginas, dedicado a su maestro Márquez Villanueva y a los habitantes de la Medina de Marrakech, quienes con tanto cariño lo han acogido desde hace más de veinte años, discurso en el que hizo parada en el sombrío panorama español. De ahí que sacó a relucir el paro, los corruptos, la valla de Melilla y el 20% de los niños hambrientos de la Marca España.

«A la llana y sin rodeos», frase cervantina con que Goytisolo tituló su, repito, brevísimo y reivindicativo discurso, fue un discurso de los que hacen pupa, aunque arrastre aplausos, algunos por obligación. Pero ahí está en boca de un escritor de salud delicada que declaró en público sentirse abrumado como Bárcenas y cerró el referido discurso con un guiño al novedoso partido de Podemos: «Digamos bien alto que podemos. Los contaminados por nuestro primer escritor no nos resignamos a la injusticia». Un escritor que rompió con el protocolo al ataviarse con una simple americana y una vieja corbata. Eso sí, el atuendo de las ocasiones, según confesó.
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