Nuevos propósitos

28/12/2017
 Actualizado a 07/09/2019
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Se acerca año nuevo, como todos los años nos cargamos de nuevos propósitos y de estos mismos vengo a hablarles. Cargar de esperanza a todos aquellos que como un servidor se encuentren en tesituras como les voy a comentar. Hace cuatro años alguien dijo que para impartir cursos en la Junta de Castilla y León había que obtener una titulación. Aquellos que por experiencia acumulábamos tiempo nos habían empujado hacia abajo. No quedaba otra solución si querías que te contratasen porque la nueva ley que entraba en vigor. Pues nada, seis meses de curso para conseguir el ansiado papel impreso. Con esto bajo el brazo, tocaba buscar una academia que te brindara la oportunidad. Era la primera promoción y el título prometía, así que, en principio no existían demasiados problemas. Comencé por San Andrés del Rabanedo, donde había cursado docencia, aunque no me reconocían alguna de mis titulaciones, me presenté a un examen para incorporarme como docente en sus listas, éramos dos personas y la otra a los veinte minutos abandonó. Cuatro horas y media de examen y después la presentación ante tribunal, aunque nada más ver de quien se componía no me fiaba nada y los rumores sobre las prácticas de amiguismos y otras dolencias del centro, dos días después se hacían evidentes. Imagínense ustedes el resultado. Pero según consejos expertos de terceros era mejor callar. Continuaremos pues buscando. Al final una entrevista en una conocida academia en la calle Ramón y Cajal. La sorpresa fue mayúscula ante la negativa a que tuviera tanta formación y mucho menos a las titulaciones, que a consideración quise llevar en una carpeta y de las cuales no quiso ni mirar. En ese momento hice lo apropiado, levantarme e irme, eso sí, con orgullo, que era lo propio ante tal escena rocambolesca. No piensen ustedes que aquí acaba la historia, acabé yendo a Valladolid. Las negativas eran afirmaciones y la Junta de Castilla y León, en su central, y a bien del técnico pertinente, éste en cuestión en muy poco tiempo daba paso a todas mis titulaciones y por supuesto a la experiencia. La situación era buena, lejos de casa y de la familia, pero buena. Por una cosa u otra, me encontraba trabajando de nuevo como docente. Estas son solo algunas de las peripecias que me han ido ocurriendo en esta provincia y que por supuesto muchas otras personas estarán pasando. A todas ellas les dedico estas palabras, que no pierdan la esperanza, ya sabemos que los nuevos propósitos quizás empiecen por abrir nuestras fronteras tanto físicas, como mentales, al menos en el terreno profesional, que no piensen que nadie no es profeta en su tierra, porque es un bulo que nos quieren meter para así favorecer a quienes en muchos casos ni lo merecen. De nuevos propósitos o intentar renovar los mismos año tras año conocemos muchos y la autovía León-Valladolid es uno de ellos, a no ser que no quieran que nos vayamos, pero claro, mucho tendrían que cambiar las cosas y por esta labor pocos hacen frente. ¡Pasen ustedes una buena entrada de año!
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