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Nuevo gobierno

26/05/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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Me habría gustado un gobierno PSOE-Ciudadanos. Pero tendremos un gobierno ‘Pedropabloestein’. Un inquietante ‘duetto’ narcisista. Una fuerte dialéctica entre la egolatría y el adanismo, con el previsible desbordamiento en el gasto y en el gesto. Con la gelidez como norma. Porque los ególatras son fríos como el hielo. Pedro y Pablo lo son. Tal vez por eso han llegado tan lejos.

Vamos a tener un gobierno inspirado en los demagogos de Galapagar, marido y mujer. Él de número 1 del glorioso movimiento, ella de 2. Al peor estilo del general Perón. O del sátrapa comunista rumano Ceaucescu. Privilegios y nepotismos que vienen del Neolítico, pero que apoyan los y las votantes y votantas, modernos y modernas, inclusivos e inclusivas, transversales y transversalas y descamisados y descamisadas? de Podemos-Chávez.

¿Qué hubieran dicho si Rajoy hubiese colocado a la discreta Viri como su número 2 en el parlamento? Aullidos inenarrables. Pero Pablo es el dios de Podemos, como bien ha demostrado en cada recodo del camino: ¿cuántos cadáveres políticos llevan su sello providencial? Ahora bien, todo eso tampoco importa mucho a sus menguantes y menguantas votantes y votantas.

Con todo y con lo oscuro que viene, no digamos si lo mezclamos con el bárbaro ataque al Estado y la ley que llevan protagonizando los supremacistas catalanes, y que aún no han podido consolidar pese a sus obispos, sus embajadas y su 47 por ciento de los votos, no hay que olvidar que el principal responsable de la que se avecina es, tal vez, otro: Albert Rivera. Albert Ceguera.

España necesita un gobierno sensato. Que defienda la Constitución, la ley, el legítimo rigor del Estado que ha sido atacado por una banda de hijos de papá que quieren ser embajadores de Katalonia en el Vaticano o en la ONU. España necesita cordura en el gobierno y en la acción exterior, y una gran firmeza democrática para defender lo que es patrimonio de todos: un viejo estado de 47 millones de habitantes que quieren vivir en paz y en respeto a la ley. Pero eso no parece que vaya a suceder. Y no consuela pensar en lo mucho que nos vamos a ¿divertir? ante la que se nos viene encima.

Y luego critican a la transición, oh analfabetos. Estamos bajo los efectos del populismo total. Que también anida en el PSOE, el PP y Cs. y en el PP. No hay mucho más que teatro del malo. Infame ejemplo para una ciudadanía honesta en grandísima medida, que tiene derecho a unos dirigentes a su altura moral. Nadie los divisa, salvo honrosas excepciones.
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