Angel Suárez 2024

Nuevas viejas tradiciones

05/01/2020
 Actualizado a 05/01/2020
Guardar
Escribió Chesterton que «la tradición solamente se considera anticuada o, mejor dicho, antigua, cuando no existe».

Cada Domingo de Ramos, por ejemplo, los leoneses pronunciamos o escuchamos el término dainos con la mayor naturalidad, y así viene sucediendo año tras año desde el siglo XVIII, según algunos, vaya usted a saber hasta cuándo se remonta la popular letanía. Sin embargo, dainos no nos suena antiguo ni anticuado, sino simplemente entrañable, leonés, sencillamente porque se trata de una expresión que forma parte de una tradición viva. Tampoco creo que ningún leonés se pregunte por la antigüedad de las avellanas en San Froilán, simplemente las prueba cada año. Lo mismo sucede con el beso al manto de la Virgen del Camino, las chapas o la limonada.

En relación con las tradiciones navideñas, pocas se me presentan acompañadas de una nota de novedad tan palmaria como un roscón de Reyes aún caliente. Caro Baroja da fe de su existencia ya en el siglo XII, pero hay quien lo relaciona hasta con las saturnales romanas. Y aún así ¿puede alguien decir que un roscón de Reyes recién hecho en la mañana del 6 de enero le sugiera reminiscencias de algo más antiguo que su propia niñez? A mí sólo me trae a la cabeza las ideas más novedosas: harina y azúcar recién salidos del horno, el año apenas estrenado y juguetes nuevos en el salón. Sin embargo, lo de la Vieja del Monte bajando en Navidad la Avenida Párroco Pablo Díez encima de una caja de naranjas envuelta en celofán y a su vez remolcada por un turismo resulta anticuadísimo, no por lo cutre, sino simplemente porque se trata de una tradición que no existe. Y precisamente por ello sus promotores se ven obligados a apoyar la charlotada en los antiquísimos fundamentos histórico emocionales que no necesitan las avellanas, la limonada, las chapas, el manto de la Virgen, ni el dainos.

Esta es la gran cuestión que advierte Chesterton en relación con las tradiciones: que los investigadores podrán acreditar la existencia ancestral de la Vieja del Monte, su antigüedad remotísima, y su presencia en amplios territorios de nuestra provincia, y aún así a ningún niño leonés le apetecerá enviarle la carta que todos los años manda a los Reyes Magos o a Papá Noel. Por lo que respecta al Roscón de Reyes, no les quepa duda de que seguiría comiéndose por arrobas en estos días aunque los mismos investigadores probasen científicamente que lo inventó el Corte Inglés en los años 60.

Lo que quizá deberíamos preguntarnos es si una provincia tan abundante en tradiciones auténticas, vivas y riquísimas necesita inventárselas. Si necesita, en fin, a quien se las inventa.
Lo más leído