No todas las gallinas ponen

17/11/2022
 Actualizado a 17/11/2022
17-11-2022-a-la-contra.jpg
17-11-2022-a-la-contra.jpg
Cuando nos encerraron contra nosotros mismos nos vimos obligados a inventar los días, a sacar aquellos dones que creíamos no poseer, a abrazar sin brazos; en definitiva, a regresar de allí donde nunca habíamos estado, por extraño que parezca.

Cuando nos encerraron contra nosotros mismos cada habitante inventó un mundo dentro de los muros de su soledad; y cuando se cayeron las paredes del aislamiento te sorprende que recorres los corrales, los huertos, los bajos olvidados, las cocheras sin coches... porque están llenos de mundos de colores, extraños o no tanto, esculturas que dicen no serlo, gallinas que ponen huevos de colores que no se pueden freír, hierros que eran pasto de chatarra y se convirtieron en lo que se niegan a llamar arte.

Y un paisano o una mujer al fondo de la imagen sonríe al biés cuando se repite la misma pregunta de cada día, de cada visita, de cada mirada extrañada: «Pero, ¿esto lo has hecho tú?».

– Sí, con unos hierros y unas chapas que andaban tiradas por ahí... como no se podía salir de casa.

Y, por una vez, cuando pronuncian la palabra maldita, pandemia, en vez de torcer el gesto se arrancan una sonrisa.
Lo más leído