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No te vuelvas para mear

11/09/2022
 Actualizado a 11/09/2022
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Trabajé este verano en un novedoso servicio comarcal —con fondos de los parques de bomberos ya sabes—, se llamaba técnicamente ‘Servicio de apoyo a los jóvenes del mundo rural en sus regresos festivos hacia pueblos alejados de las cabeceras de comarca y con difícil retorno’—, pero pronto el populacho, siempre tan irreverente, le llamó ‘Servicio de recogida de cadáveres vivos después de las verbenas’, que es largo pero es otra cosa. Si estaban pensando los creadores del nombre que nadie que llamara al teléfono habilitado iba a ser capaz de decir «¿hablo con elServicio de apoyo a los jóvenes del mundo rural en sus regresos festivos hacia pueblos alejados de las cabeceras de comarca y con difícil retorno? es que nunca estuvieron levantados cuando en la teletienda de la tele anuncian el Jeff Stender, que mira que también son ganas de complicar con los nombres, lo que también obligó al populacho a llamarle alargapichas, como las propias demostraciones del anuncio dejaban bien claro.

Vuelvo al suco que ya esnorté, estábamos al servicio de recogida de cadáveres vivos, que vivos sí estaban, otra cosa es que lo practicaran. Pero, la verdad, nada nuevo, lo de toda la vida de dios en las fiestas, lo que pasa que cada cual lo ve mal cuando le parece, que cuando lo hacíamos nosotros éramos listísimos y cómo nos sabíamos divertir y los rapaces de ahora son unos sinvergüenzas que nada más beben para emborracharse, como si el beber fuera un tren que tuviera algún otro destino.

Pero ya os aviso. Todo igual, no cambia nada de cuando Sares marchó andando para casa (no existía el servicio) y al llegar a Los Pontedos le entraron ganas de mear —en realidad las tenía de antes pero no acertaba con la bragueta porque era de botones y él tiraba de la cremallera— y se puso a la faena. Pero tiraba un viento de cara que le hizo dar la vuelta. Oye qué gusto, y lo que alargaba el mesio con el viento a favor. Estaría un cuarto de hora, había cargado tanto el carro, y claro al acabar no se acordó de que se había dado la vuelta y echó a andar, con lo que dos horas después volvía a estar en la misma esquina de la barra.

Conclusión, no te vuelvas pa mear.
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