13/05/2023
 Actualizado a 13/05/2023
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Aunque a muchos no les interese reconocer que la legalidad y la ética no siempre van de la mano, es necesario recordar que en ocasiones una conducta legal dista mucho de ser ética y moral. Una sociedad debe regirse por el ordenamiento jurídico establecido, pero es igual de cierto que también debe tener en cuenta principios fundamentales que no están recogidos en el Código Civil. Los que sólo se agarran a la legalidad cuando les interesa y les sirve de coartada, quieren desterrar la ética y la moralidad como valores positivos en una sociedad. El motivo es evidente, esos dos conceptos nunca han dirigido sus conductas.

Cuanto antes reconozcamos y asumamos que a día de hoy parte de la sociedad vasca todavía está enferma, antes conseguiremos acabar con esta enfermedad que muchos niegan que exista, protegiéndose en un halo de buenismo, que dista mucho de corresponderse con la realidad. Que EH Bildu haya presentado en Euskadi y Navarra para las próximas elecciones 44 candidatos que fueron condenados por pertenencia y colaboración con ETA, entre ellos siete por asesinato, es el mayor ejemplo de que en nuestro país seguimos teniendo un problema muy serio.

La inmoralidad de los trileros que utilizan el comodín de la legalidad para justificar una decisión repugnante y llena de odio deja patente su altura moral y ética. Nadie puede cuestionar que la inclusión de esos 44 individuos es legal, pero tampoco es debatible que su presencia en dichas listas supone una falta de respeto a las víctimas de la banda terrorista ETA y al resto de demócratas que aspiramos a vivir en una sociedad democráticamente saludable. EH Bildu es a día de hoy un partido legal y como tal hay que tratarlo, pero su conducta destila dosis inimaginables de desprecio y de falta de respeto a las víctimas mortales y a las que a día de hoy siguen sufriendo por el sinsentido de unos pistoleros asesinos y sus cómplices.

El lehendakari del Gobierno Vasco, Iñigo Urkullu, estuvo acertado cuando manifestó que EH Bildu está en su derecho de haber cometido esta inmoralidad, pero que no hay derecho. No les voy a engañar, la decisión de EH Bildu no me sorprende, lo que sí me extraña es la asquerosa hipocresía de ciertas personas y partidos políticos. ¿Qué dirían estos mismos personajes si por ejemplo un partido incluyera en sus listas a un pederasta o a un condenado por asesinar a su mujer una vez cumplidas sus condenas? Que un terrorista, un pederasta o un asesino sean elegidos por un partido político para optar a un cargo público debe avergonzarnos como sociedad, por muy legal que sea.
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