Nivel de optimismo

Por Jesús Coca

06/04/2018
 Actualizado a 10/09/2019
Afición de la Cultural en las gradas del Carlos Belmonte. | LOF
Afición de la Cultural en las gradas del Carlos Belmonte. | LOF
El sábado, tras el partido contra el Zaragoza, regresé a la redacción dando a la Cultural por descendida. El domingo, miraba resultados de los rivales y volvía a pensar que no eras peor que muchos. El miércoles me preguntaban sobre mi optimismo sobre 10 y decía que cinco. Y el sábado, minutos antes de saltar al Mini, seguramente crea que los tres puntos son fijos y la salvación un hecho.

Seguro que es algo que le pasa a muchos aficionados culturalistas. Al igual que Toshack, en aquella mítica rajada cuando entrenaba al Madrid, dijo que «los lunes siempre pienso en cambiar a 10 jugadores, los martes a 7 u 8, los jueves a cuatro, el viernes a dos, y el sábado ya pienso que tienen que jugar los mismos cabrones»; el paso del tiempo hace mejorar el nivel de optimismo en el mundo del deporte.

No obstante es indudable que, ahora mismo, hay que agarrarse más a sensaciones y esperanzas que a realidades. Y que se necesita sí o sí un cambio de dinámica. Un triunfo en Barcelona podría generarlo, un relevo en el banquillo es el intento más común por encontrarlo.

Sea de la forma que sea, si algo no se puede es dejar de creer mientras haya vida. Durante 42 años se soñó con estar aquí. Durante dos meses más, se puede seguir confiando y empujando. Por mal que se pongan las cosas, hay que apurar toda opción. Miren el calendario, con tres equipos que podrían no jugarse nada en las cuatro últimas jornadas. La sensación es que perder en Barcelona es morir. La realidad que, pase lo que pase, seguirá quedando un mundo.
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