Nieve blanca, nieve negra

08/02/2018
 Actualizado a 19/09/2019
08-02-2018-a-la-contra.jpg
08-02-2018-a-la-contra.jpg
Una cosa piensa el borracho y otra el cantinero», dice el viejo refrán que ilustra aquello de «para gustos se hicieron colores».

Y la nieve es el mejor ejemplo práctico. La nieve es el elemento más blanco y puro que un día puedes disfrutar y ese mismo día puede convertirse en más negra que el más oscuro de los carbones.

Recuerdo que siendo un niño, muy niño, me levantó la abuela antes de amanecer en una noche de nevada para que fuera viendo cómo la claridad vence a la noche y en el horizonte va apareciendo el manto más puro que puedas imaginar. Jamás he vuelto a ver aquel blanco de un amanecer que sólo rompía el pecho rojo de ese pájaro que se llama petirrojo, cómo no.

Pero ese mismo día tenía la abuela que llegar hasta las cuadras rompiendo un metro de nieve que congela, llevando agua templada para las vacas pues se habían helado las cañerías, posteando el pajar que amenaza con venirse abajo ante el peso de la nieve, a muchos grados bajo cero y en medio de las torvas y ventiscas.

No mira con los mismos ojos la nevada el esquiador que el conductor del autobús, el niño que va a jugar que el enfermo que teme quedar aislado...

La misma nieve, en la foto, convierte en un engorro ir a tirar la basura al contenedor, cuya tapa se ha helado y no se despega, te mojas para llegar... La misma nieve que dibuja una bella estampa de carámbanos como telón de fondo.

¿Nieve blanca o nieve negra? Pues, depende.
Lo más leído