Ni un español sin pan

En el centro de La Bañeza hay un museo sobre una antigua fábrica de harinas como una de tantas industrias que hubo de este tipo en León, pero rehabilitada y convertida en espacio de exposiciones, para conferencias y para explicar al turista la importancia agrícola de una comarca que producía de todo y que gozaba de un notable prestigio en la despensa nacional.

Este museo, que se proyectó como ‘centro de interpretación’, también sirve para ilustrar a las nuevas generaciones de dónde viene el trigo hasta convertirse en la harina con la que se hacen el pan y la bollería, los de verdad y no la basura comercial que hay por ahí, y para dejarle entrever que por mucho que intenten colarle que todo viene de Ucrania y que ahora todo vale para subir los precios, León y sobre todo Castilla siguen siendo un granero importante.

Volviendo a la fábrica de ‘La Única’, que así se denominaba la marca de esta fábrica bañezana aunque había más en la ciudad, antes de la musealización había colgado un cartel pintado a mano que expresaba «Ni un español sin pan». La frase, que es parte del «Ni un hogar sin lumbre, ni un español sin pan» del Generalísimo usado ya en los primeros meses de la Guerra Civil, no gustaba a quien dirigía las obras de rehabilitación y el cartel desapareció de allí como si con tirar el letrero al montón de escombros se destruyera también el mensaje…

León tenía carbón para calentar la provincia y para exportar y en nuestra tierra, con los medios que los hombres del campo tenían hace cuarenta y cincuenta años se cultivaban hectáreas y hectáreas de cereal que daban también para alimentar aquí y para expedir en cientos de vagones primero y en camiones después. Pero llegó el momento de hacernos ya no sé si los progres, los ecologistas o directamente los holgazanes que prefieren importar y depender de otros a producir, vender y controlar.

Quizás ahora, con el precio de la luz, el gas y los combustibles por las nubes, las minas cerradas, el cereal subiendo sin parar y los agricultores con una traba detrás de otra para trabajar, y mucha gente pasando hambre y frío, tal vez nos demos cuenta de que el gallego no iba tan desencaminado en sus pretensiones.