Ni un alma, sólo flores

03/11/2020
 Actualizado a 03/11/2020
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«Por los Santos» es una de las frases más repetidas en esta tierra, vale para tantas cosas... Cuando a los jubilados les preguntan hasta cuándo aguantarán en el pueblo la referencia es «hasta los Santos». Cuando se acaba el verano y se vuelven a ir los que ya se habían ido tantas veces a la pregunta de cuándo nos volveremos a ver se repite la fecha, «por los Santos». Cuando alguien llega al pueblo semivacío, camino de vacío, buscando a un vecino que apenas regresa le ofrecen el mismo consejo: «De venir, será por los Santos».

Siempre «por los Santos».

Somos hijos de la cultura que somos y aunque muchos de los que se citan este primero de noviembre jamás pisan la iglesia... el cementerio es otra cosa. No faltan al responso. Y pocas veces las casas están tan llenas, aunque sólo sea por unas horas pues casi nadie se queda a dormir, las casas ya están frías, el aire huele a invierno, la noche se apodera de la escasa luz que logra abrirse paso y los que ponen fin a su estancia ya habían hecho las maletas para salir del cementerio y dejar vacías las calles, que todas pasan a llamarse la Calle del Silencio, en aplicación de la Ley de la Memoria Invernal.

Por eso me produjo tanta desazón acercarme a mi cementerio, la casa de los míos, y encontrar un lugar vacío, sin almas, donde solo las flores recordaban que seguía siendo el día de referencia de tantas cosas, que era la misma fecha de siempre, la de «por los Santos». Qué solos se quedan los santos.

Y lo mismo ocurrió en tantos y tantos cementerios. Nadie entre sus tumbas. Flores y silencio.

Y gel hidroalcohólico que nos recuerda esa realidad que no respeta ni la gran referencia, por los Santos.
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