Ni tirando de la sisa

El traje berciano merma. Dicen que la tela de algodón es lo que tiene, que ser, es buena, pero que si la lavas a temperaturas altas, va encogiendo. Dónde estarán las instrucciones de esta máquina infernal que nos está dejando con 13.400 vecinos menos en dos décadas. Sin suavizante ni nada. Encoge, encoge y por mucho que tiras de la sisa, no te sale un habitante más. Si es que lo de poner la lavadora tenía que ser asignatura escolar de varios cursos, que no es tan fácil seleccionar el programa adecuado. Uno para enseñar a definir el tapiz comarcal que vistes, otro para conocer sus potencialidades y accesorios y el más importante, saber estimularlos para que las fibras sean agradables al cuerpo y hagan hogar. Tres cursos necesita esto de lavar, pero nos pilla ya apretadines la idea. Y…bueno, a ver si con algún remiendo... pero ya para vestir no va a valer, solo para tapar vergüenzas. Si es que en un año quedarse sin 1.200 habitantes es un roto a mayores que mete frío por las rodillas y deja un tembleque... Porque la tierra vive de los suyos, no del pan. Si no hay bocas, lo demás son reproches absurdos. Para qué enrojecer a nadie por no conocer el lavado a 30 grados, si ya no hay tela. El ya te lo dije, el se veía venir, el llegamos tarde solo sirve para seguir mirando a la percha desde fuera del armario, castigando a una tela que cobra vida solo cuando baila sobre alguien. A bailar tampoco enseñan yel pisotón duele. Sobre todo porque revela el daño que supone no saber cómo. Un dolor secular que la comarca no amortigua mejorando su pirámide. Se viste de luto más que de fiesta. Avanza hacia el ataúd, y lo hace sin mortaja, por las prisas, aunque la tiene y no está encogida. De esa sí saben los del ying y el yang de la España Vaciada, que usan un detergente buenísimo que la tiene lucida y deja a los pueblos limpios de vecinos. Esconden la fórmula de la poción limpiadora, incluso niegan que exista, por no presumir, claro…o será por otra cosa.