Ni tan mal

04/01/2016
 Actualizado a 13/09/2019
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Ni me dio tiempo a ver el gol del Albacete.Tampoco vi, como en otras ocasiones una intención de ir a buscar el partido. Muchas veces los goles o espoleaban a la Deportiva o la deprimían. En esta ocasión, ni una cosa ni la otra. El equipo perpetró un juego plano, sin ideas en ninguna de sus líneas. El Albacete llegaba con extrema facilidad hasta posiciones de peligro, y si bien no creaban excesivo miedo, la facilidad con la que llegaban era pasmosa. También es cierto que con la defensa prácticamente en cuadro, estuvimos muy flojos defensivamente en general.

El partido de Miquel no te lo firma el peor Pavón, sobre todo en la segunda parte. Camille estuvo perdido en la posición de central derecho. Ya dijo el año pasado el francés que si le ponían a jugar ahí lo haría, pero que no le gustaba. Y se notó. Adán, aunque no le superaron demasiadas veces, cedió su marca más de lo recomendable y le hicieron virguerías. Y contra el Tenerife se viene Seoane, recen lo que sepan. Y como siempre el mejor Casado. El mejor de todos. De los 14. Salvando que pierde la marca en el primer gol el resto de su partido es impecable. Un despliegue físico, técnico y táctico brutal.

En mi opinión, ante la ausencia de centrales yo hubiera puesto a Casado en el lugar en el que jugó Camille, más que nada porque tácticamente es mucho más disciplinado y pierde menos la posición. En el centro del campo otra de las novedades fue Caiado por Acorán. He venido diciendo ya desde hace tiempo durante esta temporada que Acorán no era el mejor Acorán y que había jugadores que se habían ganado oportunidades. Uno de ellos es Caiado, que no estuvo especialmente brillante, aunque en lo poco que entró en juego, siempre buscó una opción de desborde. Teniendo en cuenta que esta temporada nuestros centrales dan en casi cada partido un festival del pelotazo, es difícil evaluar la tarea de los mediocentros en la salida del balón si éste constantemente les pasa tres metros sobre sus cabezas. Si bien es cierto que desde la ausencia de Andy, y a pesar de que Melero ha intentado ocupar su rol, no ha terminado por conseguirlo completamente. Ha cuajado buenas actuaciones con otras mediocres, muy en la misma línea que el resto del equipo, aunque el fútbol que ha habido, mucho o poco siempre lo ha creado él.

La última novedad en el once inicial fue Luka, que no por esperada, deja de ser menos novedad. El montenegrino empató el encuentro en la segunda mitad con un golazo tras un inicio de la segunda parte que fue mejor de los visitantes. El equipo tenía más el balón y robaba más arriba, con lo que los locales se tenían que quitar el balón de encima con más rapidez.

Fueron buenos minutos desde el gol y a partir del gol. Basha entró por un amonestado Jonathan que no jugará el siguiente partido por acumulación y al poco un grave error defensivo colectivo volvió a hacer que el Albacete se encontrara con un gol que hasta ese momento apenas había buscado. El suizo estuvo mejor de tres cuartos hacia delante que de medio campo hacia atrás. Se incorporó bien y con cierto peligro, pero apenas recuperó ni dio solidez al equipo. Una de cal y otra de arena. Acorán entró por Antón, bastante desaparecido y le dio otro aire al partido.

A pesar de que el Albacete abusaba de la endeble defensa blanquiazul no era capaz de incrementar la ventaja lo que mantenía a los de Díaz en el partido aunque sólo fuera por omisión. El tinerfeño le dio otro ritmo al partido y este ritmo se aceleró aún más con la inclusión de Pablo. Para mi un cambio acertadísimo a pesar de que yo, jamás de los jamases lo hubiera hecho. Pero entre los dos le dieron algo de ritmo al ataque, más verticalidad y más ideas. De ellos nació el gol del empate final. Una internada por el centro que Pablo no consigue llevar a cabo, apertura a la derecha de Basha hacia Acorán, que centra y Berrocal, en la posición del killer remacha a las mallas para poner la guinda a un gran partido del cordobés.

Tuvo incluso Acorán la última en el descuento, pero eso fue después de pasar bastante miedo con los constantes centros al área, que por arte de magia, se convierten todos en peligrosos. Al final un punto, que con todas las bajas en defensa, el ponernos dos veces a remolque en el marcador y todos los demás condicionantes, ni tan mal, oye.
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