Ni mastín sin lobo ni al revés

El mastín leonés, al margen de la controversia sobre si llamarle mastín español, es un símbolo de la tradición ganadera de esta tierra en la que sin el lobo no habría mastines y sin los mastines...

Fulgencio Fernández
05/09/2022
 Actualizado a 05/09/2022
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Se acerca la Fiesta del Pastor en Barrios de Luna y decir pastor sería incomprensible en esta tierra sin un hermano inseparable, el mastín, que es el protagonista de las fotos que este lunes rescata Fernando Rubio. "Estas son de 1978 pero estuve en varias ediciones más", recuerda a la vez quea las imágenes aportadas quiere recordar y rendir homenaje "a los veterinarios que actuaban como peritos y jurado para valorar los mastines que se presentaban al concurso" y suma las características que se le suponen a un buen ejemplar: "El morro que sea largo y ancho; buena cabeza; las patas, que sean largas, debe de ser ágil, que dé imagen de que el perro tiene la sangre que tiene que tener para andar por el monte, para correr, para saltar, que no tenga impedimentos".

Félix García, secretario de la Sociedad Canina Leonesa y uno de los grandes conocedores del mundo de los mastines (y otras razas) identifica las fotos y hasta se atreve a ponerles nombres: "Los perros de la parte superior son de Amadeo Alejandro".García es quien nos pone luz en algunos viejos debates, el más repetido es aquel del nombre, con numerosos defensores en esta tierra del mastín leonés mientras en muchas referencias nacionales se habla del mastín español. Félix lo tiene bastante claro: "La práctica totalidad de los mastines inscritos en el libro genealógico como mastines españoles descienden de los perros de los rebaños de merinas que hasta hace algo más de medio siglo subían a los puertos de montaña leoneses. Estos , a su vez, eran los últimos descendientes de la exhaustiva selección que realizaron durante siglos los ganaderos de la Mesta", para recordar que "La extinción del lobo en mayor parte del país y los cambios en la ganadería extensiva trashumante confinaron a los más poderosos, típicos y exuberantes mastines en las montañas y riberas de León. Los antiguos trashumantes leoneses se convirtieron en trasterminantes, conservaban buenas ovejas merinas y seguían necesitando mastines". La práctica totalidad de los mastines inscritos en el libro genealógico como españoles descienden de los perros de los rebaños de merinas que subían a los puertos de LeónY ya ha aparecido en el recorrido por los recuerdos otro de los animales cuya presencia se asocia al mastín, el lobo, casi la otra cara de la misma moneda. Félix García tiene acuñada una frase que resume su pensamiento: “Gracias a los mastines se conservó el lobo y gracias al lobo se conservaron los mastines" pues, recuerda, "losganaderos y pastores leoneses nunca dejaron de convivir con el lobo y continúan haciéndolo".Recurre a la experiencia y los recuerdos de los históricos pastores para ilustrar cómo ha sido siempre esta convivencia, hoy tan polémica: "Siempre me contaba Paulino cuando le preguntaba por el lobo: ‘Me sobran dedos de la mano para contarte historias de lobos, yo apenas lo vi, si quieres historias de lobos busca un mal ganadero que tenga malos perros, te contará una cada día’".Otro de los fenómenos que merecen un análisis es cómo los mastines han salido del ámbito de los rebaños para convertirse en otra historia, como recuerda García: "A mediados y finales de los años sesenta comienzan a interesarse por la raza aficionados no ganaderos y la demanda de mastines por parte de particulares también aumenta, en los anuncios de la época se ofrecen “mastines leoneses” como seña de calidad.A principios de los años 80 aumenta el interés de la sociedad por los perros y en especial por las razas autóctonas, el mastín se convierte en un icono de esta afición que irá en aumento y no ha parado hasta la actualidad».

Era inevitable, con ello, que se multiplicara el número de criadores, muchos no ganaderos e, incluso, afincados lejos de la provincia pero, señala, "la demanda de perros leoneses sigue estando presente, los ganaderos que habían conservado buenos ejemplares se suman también a este fenómeno y serán, y son, proveedores de ejemplares para el mercado español y extranjero". A todo esto hay que sumar, en época muy reciente, el aumento de la población lupina, que vuelve a aparecer en zonas donde se había extinguido provocando también demanda por parte de ganaderos "que necesitan de esta secular herramienta’ para poder desarrollar su trabajo".

Todo un mundo al que nos han asomado las fotos de Fernando Rubio cuando, ya hace medio siglo, acudía a la Fiesta del Pastor... y el mastín.
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