Ni docentes, ni cualificadas

Esta semana saltaba de nuevo a las portadas de los medios un caso de maltrato a una menor con autismo en un centro escolar, destapado por una grabadora que sus padres dejaron en su mochila

Sofía Morán
09/06/2019
 Actualizado a 18/09/2019
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Desde hace ya varios años, Finlandia es el país de referencia para la educación global. Ese lugar mágico que año tras año sorprende por sus buenos resultados en el informe Pisa, donde no le tienen miedo a la innovación, y defienden ideas tan subversivas como que el dinero que se destina a educación no es un gasto, sino una inversión.

Ser profesor en Finlandia no es fácil, hay que superar un exigente proceso de selección para acceder a esta carrera, y no sólo les hablo de notas, que también; pero sobre todo se busca que quien acceda a estos estudios, sea quien demuestre mayor capacidad educativa y sensibilidad social.

Invierten, cuidan la selección de sus maestros y ofrecen una formación de calidad, prestando gran atención a las necesidades educativas especiales; esa, y no otra, es su pócima secreta, que resulta no ser tan secreta en realidad.

Por eso Finlandia es un paraíso educativo donde un profesor tienen más prestigio social que un médico. Valorados y respetados por los padres, los alumnos, los responsables de los colegios y la sociedad en general.

Y ahora, si se atreven, busquen ustedes las 7 diferencias y comparen. Esta semana saltaba de nuevo a las portadas de los medios un caso de maltrato a una menor con autismo en un centro escolar, destapado por una grabadora que sus padres dejaron en su mochila.

La niña acudía a un aula específica del CEIP Cervantes de Dos Hermanas (Sevilla), en la que también están escolarizados otros niños con necesidades educativas especiales. La clase cuenta con 3 profesoras cualificadas para atender a este tipo de alumnos: una logopeda, la monitora y la tutora de la menor, que son quienes han sido denunciadas junto a la directora del centro.

Los padres de la niña ya sabían que pasaba algo, su hija sufrió 2 crisis epilépticas en poco tiempo, desarrolló conductas autolesivas que no había presentado nunca, nerviosismo y un miedo atroz a ir al colegio.

Tuvieron varias reuniones y buscaron respuestas, pero las profesoras de su hija y la directora del centro, aseguraron no haber notado nada raro. Hay quien critica duramente el hecho de mandar a un niño a clase con una grabadora camuflada, pero realmente existen pocas opciones para unos padres que tienen sospechas de que algo está pasando, pero su hijo no tiene la posibilidad de confirmar o descartar esas sospechas.

Seis horas de grabación en las que se escucha a las profesoras gritar a la niña desde el inicio de la jornada, con una mala hostia indecente, con frases como: «Todo su cerebro es el que está cascado, está muy tocado, ¿eh?», «lávate las manos, cochina, que te estoy viendo jugar con los mocos», «yo también sé dar golpes, ¿te pego?». Insultan, se mofan, critican a su madre y un sinfín de despropósitos más, difíciles de explicar. Lo de ‘docentes cualificadas’ no puede ser más que una maldita broma. Los maestros de educación especial deben tener una formación pedagógica consistente, deben tener aptitudes y empatía, pero lo más importante es que tengan vocación. Es un trabajo duro, complejo, y es evidente que uno puede tener un mal día, y dos. Puedes sentirte cansado o superado por una circunstancia concreta, pero perder los papeles y la decencia, es algo que no tiene explicación ni disculpa posible.

Recuerdo mi angustia al dejar a Dimas en su primer día de colegio, sin haber cumplido 3 años y manejando no más de 10 palabras para comunicarse. Recuerdo el miedo, las dudas y la llorera, la suya, y también la mía. Todavía no sabía la suerte que tendríamos. Gracias ‘Teacher Bea’, por tu paciencia y tu saber hacer. Gracias por tu vocación, reflejada en cada cosa que haces con tus alumnos.

La educación de nuestros hijos debería estar en manos de los mejores, de los que han escogido eso, teniendo otras opciones; y nunca ser el saco donde caen aquellos que no han conseguido acceder a la carrera que de verdad querían hacer.

Sofía Morán de Paz (@SofiaMP80) es licenciada en Psicología y madre en apuros
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