Se desplazó a La Palma con un grupo de fotógrafos profesionales españoles, entre los que se encontraban los también leoneses Santiago Leonardo y Jezrael Pérez, pocos días después de que Cumbre Vieja entrase en erupción para desarrollar su trabajo, aunque no es la primera vez que ve un volcán, pues acumula varios viajes a Islandia en los últimos meses.
En La Palma se ha encontrado con «una contraposición entre la belleza del volcán y de la naturaleza y el drama de la gente que pierde sus casas», confiesa. Esa es la principal «tragedia» para la población local, que en muchos casos tiene que empezar de cero. La lava también se lleva por delante el suministro de agua, los regadíos o las carreteras que comunican la isla, y a ello se suman «la ceniza y los gases, que es lo más peligroso», asegura Néstor. «Es una tragedia con todo lo bonito que es», cuenta.Como fotógrafos de naturaleza, centraron su trabajo en la erupción volcánica. «No quisimos hacer fotos de casas ardiendo, coches o animales de nadie, nos centramos en el fenómeno natural», asegura recordando que esas imágenes son utilizadas en la posteridad para documentar lo sucedido, igual que ha pasado con las fotografías que ha tomado del volcán de Islandia y ha podido vender recientemente. Además de fotografiar Cumbre Vieja y el avance de la lava por tierra, durante una jornada tuvieron la oportunidad de alquilar un barco en Tazacorte para sacar fotos desde el mar. Estos viajes están siendo, cuenta, una oportunidad para los marineros. «Nos dijo que hacía más de un mes que toda la pesca había desaparecido y no podían faenar», recuerda, otra consecuencia más de la erupción volcánica. A través de este pescador conocieron también la historia de su hermana, una de las personas que ha perdido su casa a consecuencia del avance de la lava. Ha tenido que ser reubicada y un amigo aloja en su finca a los animales con los que convivía. También «otro señor nos preguntó que si teníamos algún equipo de filmación aérea porque no lo dejaban pasar a ver cómo estaba su casa», rememora. Pese al «drama» que supone que un millar de inmuebles hayan sido engullidos por la lava, Néstor Rodan asegura que en La Palma «la gente es súper consciente de que vive en una isla volcánica y estas cosas pueden pasar».SolidaridadAdemás del trabajo realizado, el grupo de fotógrafos se ofreció como voluntario para colaborar con la limpieza de ceniza de una vivienda y en días sucesivos para lo que se necesitase. «Nos prestamos a echar una mano y nos dijeron que no hacía falta», cuenta Néstor celebrando que «ha habido un vuelco de solidaridad muy importante» con los damnificados por el volcán de Cumbre Vieja, tanto desde la misma isla como a través de donaciones económicas. 
«Este terreno pasarán años hasta que se pueda recuperar», lamenta. Por lo que quienes han perdido sus casas o su modo de vida tendrán ahora que empezar de cero. «Se declarará zona catastrófica y lo van a reconstruir, el problema es el tiempo que pase hasta que lleguen esas ayudas para las personas que lo han perdido todo», teme.Por eso pide «que dejen meter caña al turismo», recordando lo ocurrido con el volcán de Islandia, que ha visitado en varias ocasiones desde que entrara en erupción. «Del primer fin de semana que estuve a la última vez, habían potenciado el turismo muchísimo, tenían excursiones, había guías turísticos, etcétera», cuenta. Además, cree que en el caso de La Palma sería «más fácil», porque se podría ver desde el mismo coche, al contrario de lo que sucede en el país nórdico, donde «hay que patear» para poder verlo. «Cuando pase va a ser un ‘boom’ turístico», considera recordando el atractivo que supone para muchos viajeros este fenómeno natural.
De momento, el volcán de Cumbre Vieja sigue activo y la actividad explosiva se ha incrementado durante los últimos días.