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Negro en León

13/05/2023
 Actualizado a 13/05/2023
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Un halo negro se ha cernido esta semana sobre León. Entre bastidores de una timba de póker policías desengañados, defraudados y demacrados por el peso de investigaciones extenuantes desgarraban historias aterradoras, crímenes perpetrados en calles con nombre de estación de tren, niños exhaustos, que lacerados por el peor de los vicios de la humanidad herida, se sentaban en estaciones perdidas a ver pasar un tren que les arrebataba la inocencia perdida, mientras un mar de ojos derraman lágrimas de esas que emanan hacia dentro.

Historias enredadas en las palabras recogidas en una novela negra, acaso escrita por Isabel Pedrero, Paco Santos, Ana Julia Martínez, María Campelo, Rosa Valle, Jesús Locampos, Víctor del Árbol o por el maragato Alejandro M. Gallo, escritoras y escritores de primer orden invitados por el Departamento de Filología Moderna y el grupo Gehumeco de la Universidad de Leon brillantemente representada por las profesoras Miriam López Santos y María José Álvarez Maurín, que desde hace ya varias ediciones, vienen apostando por este género cada vez más demandado.

Descubrir la obra del consagrado leonés M. Gallo, en la actualidad Comisario Jefe de la Policía Local de Gijón, y siempre vinculado a la tierrina, que acaba de publicar ‘Matanza de Atocha, 1977, caso abierto’ donde realiza una disección rigurosa y fielmente documentada acerca de los famosos atentados perpetrados por el terrorismo de extrema derecha durante la transición española.

Me tocó en suerte presentar ‘Nadie en esta tierra’, la última novela de Víctor del Árbol, escritor barcelonés vinculado a Extremadura, cuya lectura me permito recomendarles por su excelente calidad literaria. Durante la presentación, mantuvimos un enriquecedor coloquio sobre literatura: «escribir es un acto de generosidad, al final de lo que se trata es de compartir para crear comunidades», interesante su reflexión sobre la aportación que los clubes de lectura hacen a sus integrantes como espacio de intercambio y aprendizaje. Tras la charla compartimos cena en un conocido restaurante y fue durante la misma cuando su editora le comunicó por teléfono la feliz noticia de que la novela ha llegado a su cuarta edición. El escritor ha publicado en su Twitter: «Me llega esta alegría en León, y me emociona. Porque no es sencillo llegar, y mucho menos tener tantos lectores detrás. Quiero dedicarles a ellos mi gratitud y la promesa de seguir creciendo».

Nos alegramos, Víctor, nadie en esta tierra, aún foráneo, debe marcharse sin su dosis de alegría. León no es, salvo por la canceladas minas, tierra de negrura, aunque a veces su futuro tenga bastante de novela negra.
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