01/08/2021
 Actualizado a 01/08/2021
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En mayo, hizo exactamente 200 años, moría Napoleón Bonaparte en la isla de Santa Elena. En diciembre de 1808 llegaba Napoleón a Astorga. De esa llegada habla en su diario el general Barón de Marbot.

Al tener noticias de que el ejército británico, comandado por Sir John Moore, se dirigía a Madrid, Napoleón partió rápidamente de la capital de España hacia Valladolid, lo que obligó a la fuerza británica a retirarse no menos rauda rumbo a La Coruña. Debido a las prisas y al mal tiempo, muchos soldados británicos se dieron al saqueo y la rapiña por los campos leoneses. En Valderas ha quedado constancia de sus borracheras y barbaridades.

Tras el descalabro en Benavente de una avanzadilla francesa, Napoléon entró en cólera avivando el paso para alcanzar cuanto antes a los británicos; así se lo comunica por carta a su esposa Josefina.

Cuenta Marbot que nunca había hecho marcha tan penosa. Una lluvia glacial traspasaba la ropa. Hombres y caballos se hundían en un terreno pantanoso. Como todos los puentes sobre el Esla y el Órbigo habían sido destruidos por los británicos, los franceses tenían que desnudarse cinco o seis veces, colocar sus armas y efectos sobre la cabeza, y entrar desnudos en el agua semicongelada. Gran número de ellos se detuvo en La Bañeza. Algunos no aguantaron el sufrimiento y se suicidaron. Solo una parte de efectivos llegó a Astorga. El resto del ejército se dispersó. La noche de fin de año estaba ya bastante avanzada, cuando el Emperador, sin más escolta que sus Estados Mayores y algunos centenares de jinetes, entraron en Astorga. Tan extenuados estaban, cuenta Marbot, que sólo deseaban encontrar un abrigo para poder calentarse. A cada instante llegaba un contingente de soldados franceses rezagados, alojándose en la capital maragata o en sus proximidades.

En su relato, Marbot afirma que Astorga era una ciudad bastante grande, perodesabastecida, nevada, desértica e infestada por el tifus. Napoleón se alojó en el palacio episcopal, donde, además de ser recibido por el obispo, corrieron rumores que sufrió un atentado. Marbot no hace mención de ello en su diario.

El 1 de enero de 1809, proseguía el mal tiempo. En Astorga se fueron reagrupando sucesivamente todas las tropas francesas, consiguiendo víveres en abundancia. Napoleón visitó una tras otra las casas donde se habían hospedado los soldados para levantarles la moral. Esperaban reanudar al día siguiente la persecución de los británicos, cuando Napoleón recibió un correo que le obligaba a regresar urgentemente a París y dar así por acabada su estancia personal en España. Había noticias que los austriacos se habían movilizado. Napoleón decidió regresar a Francia pero sin renunciar a su plan de seguir contra los británicos, dejando el mando en manos del mariscal Soult, quien logró alcanzar el día 3 de enero a la retaguardia británica en una cruenta lucha por las calles de Cacabelos.

Escribe Marbot que en el instante en que el Emperador, antes de marchar a Francia, hacía desfilar ante sí a sus tropas, fuera de Astorga se oyeron gritos en una inmensa granja. Salían de la boca de entre mil doscientas mujeres y niños británicos que no habían podido seguir al ejército de Moore, y allí llevaban refugiados 46 horas, alimentados tan solo de centeno crudo. Napoleón, conmovido ante tan triste espectáculo, les hizo alojar en la ciudad, les dio víveres y envió un emisario a advertir a Moore que, cuando el tiempo lo permitiese, las mujeres e hijos de los soldados les serían devueltos a su país.
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