16/10/2015
 Actualizado a 19/09/2019
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Me pregunto cómo sería un mundo al revés. Ese mundo ideal en el que todo funcionara al revés, en el que las tristes realidades de nuestro mundo al derechas se hayan invertido y todo lo que allí acontezca sea extrañamente libre y contracultural. Un mundo en el que las horribles pesadillas capitalistas hayan sido depuradas por la certera malla de un inmenso atrapasueños. Hoy descubro que ese mundo al revés tiene su geografía propia en la Aldea de Matavenero.

Como en la historias de Alicia en el país de las maravillas atravieso el espejo y me sumerjo en la magia especular de Matavenero, la Aldea de lo opuesto, lo utópico, lo deseable. En este mundo invertido descubro las esencias del espíritu humano ahora tristemente invertidas. Aquí hay tiempos para las miradas y los abrazos, su labios pronuncian sin complejos palabras como amor, libertad o naturaleza. Aquí hay espacios para conversar entorno a una estufa de leña; hay pucheros para comer, llenos de productos de la propia huerta. Aquí se recolectan con las manos frutas y verduras, se trabaja y decide en colectividad. El tiempo y el espacio existen, no han sido contaminados por las prisas, el estrés y la inhumanidad. En este mundo al revés resiste aquella máxima del poeta Horacio: «Dichoso aquél que existe lejos de los negocios, gasta su tiempo en trabajar la tierra y evita la ciudad».
Este mundo al revés es el mundo de los niños, de los latidos profundos y verdaderos, de la vitalidad inicial, de las semillas, de la concepción y la creación. Frente al resto de Aldeas envejecidas y moribundas en esta Aldea del revés se sigue naciendo. Matavenero, es el lugar de los pequeños, de los juegos y los griteríos, de los cuentos. En sus huertas platican las flores, en sus bosques los árboles susurran historias de barro, en sus calles los tambores recitan versos tribales, en sus cielos la luna se detiene cada noche porque todavía hay quien se atreve a mirarla. Matavenero es el lugar en que jamás perderás el paraíso benévolo de la infancia.

Cuando el mundo real te traicione, cuando todo te resulte insostenible y artificial, cuando pienses que ya nada quede por hacer, busca este mundo al revés. Matavenero es ese lugar que Bob Marley revela en su canción: «conozco un lugar donde podemos seguir y donde hay gente como tú y como yo, la gente necesita ser libre y hay un lugar en el sol donde hay amor para todos». Aquí sencillamente es todo al revés los ombligos están en la espalda y la cabeza en los pies.
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