Mujer con perro al lado

Hace años que pasea de buena mañana por las calles de nuestra ciudad. La he visto hoy, también la vi ayer y el día anterior, la he visto tantos días. Hoy llueve, ayer también, el día anterior hacía mucho frío, el otro nevaba, o hacía sol, o viento, o… Ella, simplemente caminaba. Camina siempre por la fresca, o por las muy frescas y gélidas calles de la ciudad. Siempre con el mismo caminar, siempre con el mismo semblante, siempre con el paso decidido, siempre hacia delante, nunca la he visto parada, nada la detiene, quiere enfrentarse con su destino cada día, no lo rehúye, no lo espera, va a su encuentro, lo enfrenta, se enfrenta a él con la decisión de quién sabe que esperar no sirve, no soluciona, no arregla. Camina y camina, cada día, cada estación, cada día de los días de su vida. No sé su nombre, no sé dónde reside, no sé nada de ella más si acaso que todos los días camina y camina, siempre hacia adelante. No sé qué la empuja, cuáles son sus razones, no sé ni tengo por qué saber nada, simplemente ella hace su camino, sin importarle nada, nadie la detiene, nadie la condiciona, simplemente camina y sigue. No espera que nadie haga su camino, no espera que nadie la detenga y modifique su objetivo, no se esconde y espera a que escampe, ella simplemente camina. Hoy la he visto, sé que mañana la veré. Es joven, así que sus caminares la llevarán más lejos que a mí los míos. Un día ella seguirá caminando y yo ya no estaré para verla, pero eso a nadie importará porque ella seguirá caminando. Hoy caminará, y mañana también. Pueden encontrársela por las calles de la ciudad. Es fácil reconocerla por su paso decidido y constante, porque siempre camina, porque no se esconde, porque no espera que otros hagan lo que ella y solo ella debe hacer. Camina y sigue, no espera. Ella no exhibe coleta al viento, ella nunca sonríe porque nadie le regaló nada, lo que tiene se lo ha ganado y sigue en su camino. Si la ven, simplemente mírenla, es fácil reconocerla: es una mujer con perro al lado.